Hunter Yee y Luna Chang comparten algo más que la fascinación por el cielo nocturno: la mala costumbre de guardar secretos. Hunter huye de un pasado complicado con su familia y Luna lucha por cumplir las altas expectativas de sus padres sin que su vida termine por desmoronarse. Sus caminos se cruzan en Fairbridge, un pequeño pueblo donde se acumulan una serie de fenómenos inexplicables y la leyenda sobre una flecha mágica que parece conectarlos de forma irremediable.

Las manos de Hunter y Luna se rozan mientras juegan a siete minutos en el cielo y el mundo comienza a temblar. Las consecuencias de su encuentro reverberan a lo largo de la novela, tocando y afectando al propio pueblo de Fairbridge. Basada en la fábula china Houyi y Chang'e, la trama de este libro avanza lentamente al principio para coger ritmo una vez la magia y los problemas llegan a partir del segundo tercio de la historia. Aun así, los capítulos cortos consiguen subsanar esta lentitud inicial.

Emily X. R. Pan utiliza ocho narradores distintos para contar esta historia. Los principales son Hunter y Luna, pero las perspectivas de los padres de ambos y el hermano pequeño de Hunter, entre otras, ayudan a darle más profundidad a los arcos de ambos protagonistas y comprender un poco mejor las motivaciones de los personajes secundarios que aparecen según avanza la trama. De esta manera no solo vemos la presión que sufren Hunter y Luna, sino también el razonamiento de sus padres, que buscan una vida mejor para sus hijos. Las temáticas sociales, como el contrabando, la inmigración o los secretos familiares, se entremezclan con una fantasía muy ligera, que contribuye a crear una buena ambientación conforme se desarrolla la trama.

Un flechazo a la luna rescata una leyenda de la mitología china y la combina con un pueblo de Estados Unidos en los años 90 y ciertos tintes a Romeo y Julieta que no acaban de solidificarse. La magia se entremezcla con lo cotidiano mientras sus protagonistas tratan de hacer una de las cosas más difíciles del mundo: vivir sin vigilar constantemente el pasado que dejan atrás o imaginarse el futuro que les aguarda.