Greg no tiene ni idea de cómo escribir un libro. Lo cierto es que no tiene ni idea de nada, ni de hacer amigos, ni de qué quiere hacer con su vida. Tan solo sabe que le gusta dirigir extrañas películas y que, durante el tiempo que esté en el instituto, quiere pasar desapercibido. Pero esto cambia cuando Rachel enferma.
Eh, para el carro. No, esta no es otra historia de amor con un protagonista moribundo y plagada de frases filosóficas (como nos deja muy claro el protagonista desde la primera página). Así que si estás buscando eso, cambia el chip. Porque Greg no quiere ser amigo de Rachel, sino que su madre le ha «propuesto» serlo. Y con ello, ha obligado al chico a ver cómo la joven se acerca cada vez más a su final. Pero Greg es una de las pocas personas capaces de hacer reír a Rachel en este momento. Así que, haciendo de tripas corazón y muy a regañadientes, se hace amigo de la joven.
Si a todo esto le añadimos el malhumorado Earl, único amigo de Greg, el humor ácido e irreverente del protagonista, y una docena de películas, la mitad de ellas protagonizadas por un gato, tenemos Un final para Rachel. Bajo este título,Nube de tinta publica la primera novela del estadounidense Jesse Andrews cuya adaptación a la gran pantalla ganó el último Festival de Sundance.
La voz del protagonista, cargada de ironía, le da un punto cómico a la novela, lo que la convierte en algo novedoso dentro de su género. Porque, si a algo estamos acostumbrados, es a una historia dramática cuyo eje central es el cáncer. Por ello, Un final para Rachel es una obra notable, por la capacidad de hacernos soltar carcajadas tratando un tema tan duro, de mano, principalmente, de los dos protagonistas masculinos.
Por otro lado, la personalidad de Greg puede llegar a resultar cargante a lo largo de la narración. Su necesidad de recordarnos constantemente que el libro que estamos leyendo es horrible se hace un poco repetitiva.
Un final para Rachel es una novela fresca y divertida pero que tiene los fallos típicos de los escritores noveles, como la falta de profundidad o la ausencia de subtramas sólidas que rodeen a la situación principal. Pero si quieres reírte, esta es sin duda la novela que tienes que leer este verano.
[Nota del equipo de El Templo: Un final para Rachel se reeditó en Octubre de 2015 bajo el nombre de Yo, él y Raquel por Nube de tinta].