«Lo único bueno de las guerras es que se acaban». Estas palabras, extraídas de El festín de la muerte, perfectamente podrían ser el resumen de la novela, que ha servido a Jesús Díez de Palma para hacerse con el Premio Gran Angular 2012
Está ambientada en la Segunda Guerra Mundial porque -en palabras del autor en diversas entrevistas- sigue muy reciente en la memoria de todos. Sin embargo, la trama bien podría adaptarse a cualquier guerra o conflicto reciente. Su historia tiene como protagonistas a alemanes, polacos, españoles y rusos, de edades y condiciones muy diferentes, pero con algo que les une a todos: el sinsentido de la guerra. No importa disparar o ser disparado, no importa ser alemán o polaco, hombre o mujer, un bebé o un soldado nazi; el absurdo de la guerra convierte cualquier vida cotidiana en una tragedia cruel que no entiende de finales felices.
Jesús Díez de Palma transmite esta sensación a lo largo de sus páginas, trenzando relatos cortos con distintos rostros como protagonistas, abarcando toda la guerra desde sus comienzos hasta 1945. La fragmentación de las historias le permite crear pequeños retratos, cortos y certeros, que van poco a poco configurando un mosaico de la Europa destruida. Unas fotografías reales tomadas durante la Segunda Guerra Mundial ayudan a ilustrar el final de cada uno de los capítulos, dotándole de un realismo que no deja indiferente. Su estilo de narrar es cuidado, aunque crudo. No hay duda que Díez de Palma tenía una clara intención de crear en el lector una sensación incómoda ante los acontecimientos que relata.
Si os embarcáis en este libro, no encontraréis una épica historia de amor, ni hadas madrinas, ni milagros, ni magia. Hallaréis un relato fidedigno de las miserias de la guerra, un recuerdo (¿y un aviso?) de hasta dónde puede llegar el ser humano. Una novela inteligente, dura, que trata al lector joven con la misma consideración que a un adulto, y que desde El Templo de las Mil Puertas os invitamos a leer.
Un libro con un punto de vista diferente, por el cual en una guerra todos son vencidos. En ambos bandos hay personas con una gran humanidad que se ven abocados a una realidad que no desean. Algunos son niños que tienen que madurar demasiado deprisa para estar a la altura de las circunstancias. Otros son jóvenes a los que la guerra les perturba el sueño. Un libro plagado de momentos muy duros, pero que en el fondo nos quieren dar una lección. Llorarás por circunstancias que, desgraciadamente, bien pudieron ser así. Un libro que no te dejará indiferente. El autor ha cargado su historia de un alto cargamento humanitario.