Situada en el Mar Mota, la pequeña isla de Tediópolis no presenta ningún relieve significativo. Se trata de un terreno amplio, predominantemente nublado, en el que la gente bebe tediocola (una bebida aún más insípida e incolora que el agua) y los niños ven dibujos desanimados. En Tediópolis nunca pasa nada y los viajes al exterior están castigados con penas de cárcel. Si no fuera así, el día a día de los tediopolitanos sería demasiado emocionante, y eso atentaría contra la regla más importante de Tediópolis: está terminantemente prohibido divertirse.
Julio, Salomón y Alba son todo lo que no se debe ser en Tediópolis: creativos, curiosos e inquietos. Su interés por la ciencia y su talento especial para construir artilugios y máquinas prohibidas los llevará a fundar el club Edison, una sociedad secreta que quiere derrocar el régimen del aburrimiento instaurado por Tedi Osho IV (el gobernante de Tediópolis) y devolver la diversión a las calles de la ciudad.
La premisa de tres niños inventores viviendo aventuras en un país en el que está prohibido divertirse tiene muchísimo potencial, y El Fantasmatrón, la primera entrega de la serie El club Edison, ha estado a la altura de nuestras expectativas. Una de las mayores virtudes del libro está, como no podría ser de otra manera, en la ambientación: el universo de Tediópolis está cuidado al detalle, hasta tal punto que los tediopolitanos usan su propia moneda (el tostón), estudian Historia del Silencio en el cole y tienen como libro de referencia un texto titulado Vida y experiencias de una ostra. Todos estos detalles se ven enriquecidos por las ilustraciones de María Pareja, que consigue sacar el lado divertido a los edificios grises y a las caras de malas pulgas de las soporpatrullas, los encargados de mantener el orden en Tediópolis. Respecto a la trama, al tratarse de la primera aventura de la serie, la historia resulta algo introductoria y nos deja con ganas de más, pero eso quiere decir que lo mejor está por llegar en las siguientes entregas.
El Fantasmatrón es, en definitiva, una novela tan original como divertida que nos recuerda que el poder de nuestra imaginación no tiene límites.