Si se es joven puede que nunca se haya pensado en la muerte. Es por eso que quizá los jóvenes no tengan una idea muy clara de qué pasa después de morir y hacia dónde irán sus espíritus. Quizá no sepan que, al no tenerlo claro, al no saber qué camino han de recorrer en su viaje, acaban en un sitio muy peculiar. Un sitio entre la vida y la muerte; un sitio entre Donde Estaban y Donde Tienen que Ir. Este sitio es Everlost.
Es ahí donde han terminado Allie y Nick tras sufrir un accidente de coche. Se han convertido en almas verdes, también conocidas como neoluces. Pero, ¿qué les espera en este nuevo mundo? No parece en absoluto un lugar agradable, no hay comida por ningún sitio y si no te mueves con rapidez el suelo comienza a tragarte como si fueran arenas movedizas.
Esta especie de purgatorio amenaza con volver loco a quienes lo habitan, niños perdidos que nunca más crecerán y que poco a poco van olvidando todo, desde de dónde vienen hasta sus propios nombres o quiénes son. Pero Allie y Nick no están dispuestos a que les pase eso, no piensan olvidar quiénes son; es más, van a encontrar una salida de este maldito lugar.
Para ello buscarán la ayuda de la famosa Mary Hightower, una muchacha que lleva siglos en Everlost y que ha hecho de la preservación de las neoluces su causa. Pero hay muchos interrogantes por resolver, más de los que la propia Mary puede o quiere contestar. ¿Por qué hay zonas de Everlost en las que sí se puede pisar sin miedo a ser succionado? ¿Por qué todo el mundo llega a Everlost con una moneda en el bolsillo? ¿Existe realmente el monstruoso McGill al que todos temen?
Everlost es el primer volumen de una trilogía que completan los títulos Everwild y Everfound, todos publicados en España por la editorial Anaya. Con esta trilogía, el autor norteamericano Neal Shusterman nos golpea una vez más con su brillante ingenio a la hora de crear tramas originales y personajes entrañables. Si bien es cierto que la acción no transcurre tan rauda como en su otra saga, Desconexión, Shusterman consigue sumergirnos en esta aventura y hacernos sentir la angustia de estos niños que luchan contra el mismo olvido.