Esta chica vive en una casa en medio del bosque, construida con sus propias manos y las de Martha, su madre. Esta chica se levanta con el sol para recoger los huevos de sus gallinas, ordeñar las vacas y preparar un desayuno 100% ecológico. Esta chica se prepara para ir a una de las mejores universidades en Edificación. ¿Diferente? Pues espera a oír que esta chica nunca ha ido al colegio. Jamás.
Esto está a punto de cambiar: ha conseguido convencer a Martha para inscribirse al último curso del instituto. Su madre cree que es una locura, ¿cómo va a encajar alguien tan diferente como ella? Ella, en cambio, se muere de ganas de empezar: gente nueva (ya ha conocido a Jacinta y Rajas, ¡amigos de su edad por fin!), profesores interesantes, asociaciones de alumnos... y mucho que cambiar.
Porque, para ella, esta experiencia es un experimento de justicia social, y va a poner todos sus conocimientos, energía, desparpajo y rebeldía al servicio de los alumnos y sus derechos. Si eso significa enfrentarse al claustro, poner patas arriba el instituto y comprometer sus nuevas amistades, no piensa titubear.
Por cierto, esta chica se llama Evie. Un nombre corriente a simple vista, que guarda un secreto inconfesable que la mortifica. Le sienta bien ser diferente, aunque a veces sea duro, sobre todo para una adolescente enamorada por primera vez.
Esta chica es diferente fue la primera novela de J. J. Johson, quien ya nos encandiló con Mi teoría de todo, finalista de nuestro premio Templis. Así que, con motivo de su traducción al español, no dejamos pasar su lectura. Y, si bien no hemos conectado tanto con sus protagonistas en esta ocasión, la escritura de la autora sigue demostrando una gran habilidad para trasladar mensajes y conseguir que pases las páginas en un suspiro.
Que no entre suspiros, porque, aunque encontrarás toques de romance, esta novela es diferente. Lo más importante es la vida académica: los abusos de poder de los profesores, los cotilleos que se convierten en bolas de nieve, las traiciones entre amigos... Un escenario con el que resulta fácil identificarse, a pesar de los kilómetros de distancia.
Con Evie cuesta más conectar, ya que es tan diferente... Solo escuchando sus reinvindicaciones entenderemos qué la mueve, y ya verás: ¡al final tenemos más en común de lo que parece a simple vista!