La vida de Milly comenzó a tambalearse a raíz de un traspié en la competición por la Punta Escarlata. En primer lugar, la invitaron a dejar el ballet, y lo hizo a su pesar; la academia la habría expulsado por su bochornoso papel en el certamen de todas formas. Y es que no solo se tropezó… sino que fue por poner la zancadilla a una compañera.
Además perdió otro apoyo esa noche: su madre se esfumó sin dejar rastro. La gran Eva, una de las bailarinas más reputadas de Reino Unido, acudió contra todo pronóstico a ver bailar a su hija. Milly ansiaba su aprobación, y cuando vio que había desaparecido justo en su momento estelar, se desconcentró y metió la pata. Concretamente, en el camino de la fastidiosa Willow, la estrella del grupo.
La culpa lleva meses carcomiendo a Milly. Piensa que hasta su propia madre se avergüenza de ella y se esconde a propósito. Por eso, cuando recibe una beca para una misteriosa y lujosa academia, la acepta. Aunque no haya oído hablar jamás de la Escuela de Ballet Swan House, el folleto informativo esté en blanco y ni siquiera hubiese solicitado la admisión. ¿Qué puede significar una incógnita más, dada su situación?
Ironía o destino, resolver ese misterio introducirá otros muchos a su vida: Swan House es una tapadera para formar espías y, como alumna, su misión será resolverlos.
La fusión entre bailarinas y detectives funciona tan bien como suena, gracias al elaborado trasfondo con el que Helen Lipscombe justifica la curiosa mezcla. El sigilo y la agilidad de los bailarines, las giras mundiales o los contactos con las altas esferas explican el éxito de la organización secreta.
Con todo, otras habilidades son requeridas, y en Swan House hay espacio para perfiles muy diferentes. Nos ha encantado cómo se plasma en el grupo protagonista: Merv es un genio informático, Lottie domina las artes marciales y Spencer tiene mucho dinero… e ideas moralmente cuestionables. Todos reciben como mentor a un antiguo alumno ¡en forma de holograma!
El universo que ha creado la autora está lleno de detalles y da pie a toda una saga. Por fortuna, este primer tomo va más allá del rol introductorio y nos presenta una trama completa e independiente.
Ahora que ya sabes que varios espías con tutú se pasean por Londres, la expresión «andar de puntillas» cobrará más sentido que nunca.