Por parte de madre, la princesa Maram es andalí, pero nadie en su pueblo la ve como tal: todos en Andala la odian, pues consideran que es una vathek, como su padre, el hombre que conquistó su sistema solar y erradicó su cultura. Ese desprecio puede resultar mortal para la princesa, ya que aún hay rebeldes en las calles de Andala y, para ellos, Maram es un objetivo de lo más suculento.

Amani vive en Cádiz, una de las lunas andalíes, y tiene todo lo que a la princesa le falta: amigos, una familia que la quiere, y a pesar de que son tiempos difíciles, también algo de felicidad. Solo hay una cosa que ambas comparten: el rostro. Amani es prácticamente idéntica a Maram y, por ello, es secuestrada y llevada a el Ziyaana, el palacio imperial. Allí deberá aprender prolocolo, idiomas y política para convertirse en la doble perfecta de Amani y hacerse pasar por ella en aquellos eventos en los que la vida de la princesa pueda peligrar.

Si quiere sobrevivir, Amani deberá aprender a no confiar en nadie, pero todo se complica (aún más) cuando conoce a Idris, el heredero de un clan diezmado por los vathek. Idris es astuto, es amable… y es el prometido de Maram.

Con esta premisa, cabría esperar una historia de atentados e intrigas de corte y, aunque sí encontramos algo de eso, las intrigas no son realmente el centro de la trama. Espejismo es, sobre todo, un canto a la relación entre identidad y cultura. Anhelo, indiferencia, cariño… Idris, Maram y Amani tienen relaciones distintas con sus respectivas culturas, y dichas relaciones evolucionan a la par que los propios personajes. A través del ejemplo inventado de los vathek y los andalíes, Somaiya Daud habla de aspectos como la religión, el arte y las tradiciones, de por qué son valiosas para los pueblos y por qué debemos intentar conservarlas.

También cabe destacar la original ambientación, al menos en el panorama de la literatura juvenil en España. Espejismo combina elementos de ciencia ficción, como androides y naves espaciales, con paisajes, arquitectura y moda de corte oriental. Al principio puede resultar una unión chocante, pero con el paso de las páginas, le confiere a la historia un sabor único.