Hay autores que consiguen la fama con una obra determinada y les resulta muy difícil demostrar que son capaces de hacer otras historias diferentes. El caso de esta novela que hoy nos ocupa es un buen ejemplo. Philip Pullman es conocido sobre todo por su trilogía La materia oscura, una saga compleja y con un estilo denso. Sin embargo, este escritor tiene una faceta más ligera y cómica con la que a veces nos sorprende, como hace aquí, en El espantapájaros y su sirviente. Se trata de una novela tremendamente divertida, con elementos que nos evocan a El mago de Oz; sin ir más lejos, con la figura del espantapájaros que, en este caso, cobra vida a causa de un rayo que le cae encima. Desde entonces se moverá, hablará y vivirá muchas aventuras, acompañado de su fiel sirviente, Jack, un muchacho huérfano y vagabundo.
El estilo ágil, muy diferente del empleado en La materia oscura, hace que la trama avance muy rápida, deteniéndose lo justo en las descripciones y centrándose en el diálogo y la acción.
Los dos protagonistas se van encontrando con una serie de personajes extravagantes, aunque nunca tan alocados como el propio espantapájaros. La relación que éste tiene con el muchacho sirviente nos recuerda a la que Don Quijote mantiene con su escudero Sancho, ya que mientras uno va en busca de aventuras sin pensar en las consecuencias, el otro mantiene los pies en la tierra, preocupándose de cosas materiales (como comer o dormir). Pero lo mejor es que, además de que las aventuras sean divertidas, no están vacías de contenido. Su autor nos hace llegar su visión del mundo, sin que uno apenas se dé cuenta, entre sonrisa y sonrisa. Lo dicho: muy recomendable.