¡Cuidado con esta reseña si no has leído la primera parte de la trilogía! Los Otros amenazan con el más peligroso de sus hechizos: un spoiler.
Tras la muerte de su abuela, Helen Parker debe continuar con el legado que le dejó: ahora ella es el dragón dorado, la protectora de la Piedra Lunar. Pero no es la única que cree tener la Piedra Lunar: Mortimer, el malvado líder de Los Otros, también lo cree, después de haberla estado buscando durante mucho tiempo. Y es que piensa que, con ella, conseguirá el Omnios: el control de todas las fuerzas. ¿Es posible que haya dos Piedras Lunares?
Ese no es el único problema con el que se encontrará Helen: Brooklyn Scales, una célebre escritora de libros de fantasía, advierte de que están apareciendo cadáveres de dragones. Las dos chicas se unirán para dar con el culpable de estos asesinatos.
La segunda entrega de la nueva saga de Andrea Izquierdo toma un camino muy diferente de la primera: mientras que aquella se centraba más en la ambientación y la contextualización de Elmoon, esta es mucho más introspectiva. Pone el foco en los sentimientos y relaciones de los personajes, y la acción no despega hasta la segunda mitad del libro.
Gracias a ello, el lector conocerá mucho mejor a Mortimer, entenderá sus objetivos y aspiraciones. Ese es precisamente el punto fuerte de la novela: el desarrollo de este personaje, el cómo se convierte en un perfecto antagonista. Por el contrario, otros personajes, como James y Cornelia, pierden la importancia del primer libro.
En definitiva, La escritora de dragones no es una novela con un ritmo trepidante y acción a cada página, sino que se centra en la evolución de los personajes y en la descripción de la historia del mundo mágico. Eso sí: tiene un final tan apoteósico que hará que quieras ir inmediatamente a por el tercer tomo de la trilogía, Jaula de dragones.