¡Cuidado, corriente! Si todavía no te has adentrado en el mundo mágico, esta reseña puede romper el equilibrio, porque contiene spoilers de Hermandad y Rituales.
Se acerca la noche de Samhain y, con ella, el debilitamiento de la frontera entre nuestro mundo y el de los espectros. La cordialidad entre brujas y nigromantes nunca ha sido fácil, pero con la amenaza del fin del mundo cerniéndose sobre el horizonte, se ha convertido en cuestión de vida o muerte.
Sabele regresa de Londres ajena al caos que reina en el Aquelarre de Madrid. Luc y Rosita le han ocultado no solo que el principal sospechoso no es otro que Caleb, su exnovio, sino también sus temerarias indagaciones. Mientras tontean con la magia negra, Ame sufre la falta de química con su prometido concertado. Y Jimena lidia con los deberes como Dama a duras penas, ojo avizor de las andanzas de Cal por Europa: al parecer, está reclutando al mayor ejército de nigromantes jamás visto.
¿Qué podría salir mal?
Ya sea cosa de la Diosa o el destino, lo que podemos afirmar que ha ido bien ha sido el cierre de esta trilogía. Equilibrio tenía por delante la complicada tarea de hilar una decena de tramas abiertas y, a la vez, sorprender a los lectores con un final apoteósico. Lo ha conseguido gracias a una novela que se entrega por completo al tono oscuro que ya se intuía en los primeros libros y que aquí cobra protagonismo para evidenciar la crudeza de la guerra. Los ingredientes básicos de la saga, el humor y la magia, siguen presentes en menor medida, y es que ni la muerte en persona sería capaz de callar a Luc.
Pero quizá sea más correcto reconocerle el mérito directamente a su autora. Raquel Brune ha puesto esmero en cuidar los detalles del broche final de su primera publicación: la importancia de los personajes secundarios, la construcción de un universo mágico propio y la atención a la diversidad dan buena muestra de ello.
Brujas y nigromantes se enfrentan al mayor reto hasta la fecha y tú… ¿serás un revelado?