En 1999, el director del periódico Courier tuvo un serio dilema: ¿debía poner Internet a disposición de sus empleados? Y si lo hacía, ¿cómo controlar que estuviesen realmente trabajando? Así pues, decidido a mantener su empresa a la vanguardia de la tecnología, y llevar un control sobre sus trabajadores, decidió contratar a alguien que hiciese de censor.
Cuando a Lincoln O’Neil le propusieron este puesto, jamás imaginó que su trabajo consistiría en leer los correos electrónicos y revisar las búsquedas de sus colegas de redacción. Ahora, dedica sus noches a controlar el uso que hacen sus compañeros de la red de la empresa, y se odia por ello.
Su trabajo no le gusta pero, en general, nada en su vida le gusta: sigue viviendo con su madre, apenas tiene relaciones sociales (exceptuando la partida semanal de Dragones y Mazmorras) y su éxito con las mujeres brilla por su ausencia. No obstante, hay dos chicas que siempre consiguen subirle la moral: Beth y Jennifer. Ambas trabajan en la redacción y se mandan regularmente correos electrónicos, sin saber que están siendo leídas. De manera inconsciente, Lincoln va a trabar una amistad con estas dos chicas. Sus conversaciones parecen divertidas y no deja plantearse lo genial que sería conocerlas. Y entonces se pregunta: ¿debería hablar con ellas?, ¿debería presentarse? Lo cierto es que cada día que pasa le caen mejor y está empezando a desarrollar sentimientos muy fuertes. Especialmente por Beth.
De una manera original y divertida, Rainbow Rowell ha creado una novela que plantea temas tan profundos como la soledad y la búsqueda personal en un nostálgico 1999, contexto del inicio de las relaciones digitales. A través de los mails delirantes de estas dos amigas y los capítulos narrados de nuestro protagonista, empatizamos con tres jóvenes y una historia de amor y amistad que no conoce el espacio tiempo. Algo nuevo y extraño en tiempos del cambio de milenio.
¿Podrías enamorarte de alguien solo leyendo lo que escribe? Lincoln pudo y, desde luego, nosotros ya nos hemos enamorado de cómo lo hace Rainbow Rowell. De modo que no te lo pienses más y adéntrate en esta historia y sus maravillosos correos… enlazados.