El Amuleto del Tiempo es un poderoso y codiciado objeto que, como su nombre indica, desafía los designios del mismo Destino. Usar su poder significaría el desastre para el mundo. Y, aunque Nathan Tabiz es consciente de que nunca debe emplearlo, una pequeña parte de él siempre le recuerda lo que podría llegar a hacer: rebelarse contra todo.

Desde que se convirtió en el Portador, su camino ha sido elegido por otros: su manera de vivir, su propósito e incluso la persona con la que tendrá que casarse. Como celestial, debe lealtad al destino que su Dios le ha impuesto, pero todo se vuelve mucho más difícil cuando descubre que está enamorado de la persona equivocada. Y que es incapaz de olvidarse de él, incluso ante su inminente boda.

Angustiado por no ser capaz de expresar sus verdaderos sentimientos, mientras sus últimos momentos de libertad se desvanecen, descubrirá que Destino le guarda una macabra sorpresa: la persona que ama va a morir en tres días. Y el tiempo, como siempre, juega en su contra.

Muchas veces es complicado encontrar el equilibrio entre la acción, el desarrollo de la trama y el wordbuilding en una primera parte de saga de fantasía, pero El eco del destino logra este objetivo, precisamente, por su dinamismo y originalidad a la hora de presentarse.

A través de un amplio elenco de personajes cuya complejidad y desarrollo progresan a la par que la historia, las autoras nos transportan a una sociedad donde celestiales, necromantes y brujos viven un conflicto constante. La religión y la cultura juegan un papel fundamental en la construcción de su sistema mágico, y las autoras juegan con ello para hacernos reflexionar, a través de sus múltiples voces narrativas, acerca de aspectos como la adoctrinación, el deber y la existencia del destino.

Si bien el comienzo puede resultar lento hasta adaptarnos al mundo y a su funcionamiento, los giros de trama y los descubrimientos que hacemos conforme conocemos a sus personajes lo compensan con creces. El eco del destino resulta un comienzo de saga de lo más prometedor, y tiene todos los ingredientes para triunfar, tanto para los amantes del género como para los que buscan algo diferente.