En el colegio del protagonista de la novela descubrieron los juegos de rol hace un año y han llegado a hacerse realmente populares. Puede que sea la habilidad a la hora de narrar historias y describir situaciones que posee Gabriel Máster, o quizá sea el entusiasmo de jugadores como María Rolera, Charly Freya o Félix el Gato. Sea como sea hay una nueva partida en marcha y tanto nuestro protagonista como la chica que le gusta, Patricia, están invitados a participar en ella. Encarnados en los personajes del Diablo y la Estrella entrarán a formar parte del reducido y selecto grupo de los tarótidas; mortales que son capaces de ver la realidad tal y como es. Muerte, destrucción y caos campan a sus anchas por el mundo, pero solo los habitantes de Tarotown son capaces de intuirlo y de seguir adelante con el sortilegio que engaña al resto de mortales. No obstante, los tarótidas son libres de elegir el bando en el que quieren jugar: pueden aliarse con el Mago para preservar el frágil equilibrio entre la realidad y el mundo aparente o pueden elegir al Loco como líder e intentar que todos vean las cosas tal y como son. Este mundo de vampiros, monstruos y mentiras no es apto para los débiles, así que deberán medir cada paso que den.
Andreu Martín, creador de la conocida serie de Flanagan, y al que ya entrevistáramos en el cuarto número de nuestra revista, publicó esta novela en 2005 con la editorial Edelvives y con ella ganó el II Premio Alandar.
Con una narración ágil en primera persona el autor es capaz de llevarnos de la mano del protagonista todo el rato en sus viajes (tanto interiores como exteriores). Si bien el hilo conductor del libro es la partida de rol, en ocasiones esta queda en un segundo plano para dar paso a las reflexiones del joven sobre temas más trascendentales. Acción, amor e incluso algo de filosofía consiguen encajar en esta novela de manera aparentemente casual y hacen pasar unas horas de amena lectura a cualquiera.
Si aún no conoces el libro, atrévete a abrir esta nueva puerta y tira los dados, El Sumo Sacerdote estará vigilando...