Julia y Liv eran mejores amigas, pero todo cambió una tarde en la que un desconocido intentó secuestrarlas mientras atravesaban el bosque. Al darse cuenta de lo que sucedía, Julia arriesgó su vida por salvar a Liv, que escapó ilesa mientras dejaba a su amiga en manos del secuestrador. Gracias a un descuido, Julia consiguió huir, y tuvo que pasar una noche sola y desprotegida en el bosque.
Ahora hace un año del secuestro de Shiverton. El cadáver de una chica ha aparecido en el mismo bosque en el que Julia y Liv fueron atacadas. Julia aún no se ha recuperado de lo sucedido: las secuelas físicas han desaparecido, pero las psicológicas son más difíciles de curar. Ha comenzado a recordar con más detalle todo lo que ocurrió aquella noche y está segura de que ambos sucesos están relacionados.
Solo con leer este pequeño resumen queda claro que no estamos ante ante la prototípica novela juvenil. En principio puede parecer un libro que va a estar repleto de acción, pero la verdad no es así; de hecho, la identidad del secuestrador se sabe a las pocas páginas de empezar. A pesar de ello, todavía quedan muchos misterios por resolver.
La trama se desenvuelve lentamente con las pequeñas pistas que Julia va encontrando. Este ritmo pausado que pudiera parecer un punto negativo para algunos lectores es lo que verdaderamente mantiene la tensión a lo largo de este thriller psicológico que busca tenerte pegado a sus páginas de principio a fin.
Uno de los puntos fuertes son los personajes, entre ellos la protagonista, Julia, una chica inteligente y fuerte, dispuesta a hacer lo que sea por resolver sus preguntas, incluso cuando sabe que se está metiendo en la boca del lobo. Como contrapunto tenemos a su amiga Liv, que huye de la realidad; podría parecer que no le quedan secuelas por lo ocurrido, pero realmente se siente culpable por haber dejado atrás a su amiga.
Si buscas cambiar de temática y leer un libro algo diferente, no dudes en darle una oportunidad y atrévete a conocer lo que sucedió después del bosque.