Rocavarancolia lleva treinta años en ruinas y su única esperanza reside en que un chico humano consiga sobrevivir hasta que salga la luna roja. Cada año, la puerta que conecta Rocavarancolia con nuestro mundo se abre durante la víspera de Todos los santos, la noche de Samhein, y Denéstor Tul, el demiurgo, busca a niños especiales para llevárselos con él. Estos niños forman "la cosecha de Samhein", que este año está compuesta por doce chavales procedentes de distintos lugares de nuestro mundo. Desconocen por qué están allí y qué se espera de ellos. Solo saben una cosa: la ciudad intentará destruirlos y no tendrán la opción de regresar a su mundo hasta pasado un año.
La cuidada edición y la imagen de la portada causan una buena primera impresión, y el libro no defrauda: el principio es interesante y la historia va mejorando a medida que avanza. La trama se vuelve cada vez más compleja y siempre es coherente con el planteamiento del argumento: la idea inicial es buena y su desarrollo, magnífico.
Podríamos decir que el mundo creado por José Antonio Cotrina tiene cuatro elementos: los doce niños, los adultos de Rocavarancolia, una serie de monstruos que desconocemos y la propia ciudad, que parece tener vida propia.
Los adultos de Rocavarancolia son una serie de seres fantásticos (hay un fantasma, un vampiro, un ángel negro, una araña gigante, un alquimista que se ha vuelto invisible…) que no sienten ningún aprecio por los niños, pero que necesitan que al menos uno de ellos sobreviva, lo cual crea una situación muy interesante. El lector va, poco a poco, conociendo a estos seres, de modo que, aunque en la historia hay dos bandos, no da la sensación de que unos sean “los buenos” y otros “los malos”.
Todos los personajes, niños y monstruos, resultan a la vez interesantes y creíbles. A pesar del gran número de ellos, es bastante sencillo tenerlos a todos en mente e identificar quién es quién. El protagonista, Hector, es un chico gordito y torpe, pero sus pensamientos y sus comentarios lo alejan del cliché y lo hacen más cercano al lector, que en seguida le coge cariño.
La elección del narrador, que a veces cuenta la historia desde el punto de vista de los niños y a veces desde el de los adultos, resulta muy acertada, ya que permite que el lector sepa cosas que los protagonistas desconocen.
La Cosecha de Samhein pertenece a la trilogía El ciclo de la luna roja, que estaba pensado en principio como una sola novela. Esto significa que la novela no es auto conclusiva y tendremos que esperar al año que viene para leer la segunda parte, que será más tenebrosa y también más larga, según ha dicho su autor.