¡Alto ahí! Esta reseña contiene spoilers de Coronas gemelas. Procede con cuidado.

Los brujos han vuelto al trono de Eana, pero, ahora que las princesas gemelas son reinas, Wren y Rose tienen mucho trabajo por hacer. Después de la apoteósica batalla en el palacio de Anadawn, el estado del reino es frágil. Banba, la líder de los brujos, se encuentra cautiva en Gevra, la tierra del temible rey Alarik, como venganza por la muerte de Ansel. Por otro lado, que los brujos hayan recuperado sus derechos no ha sentado bien a toda la población, que es incapaz de olvidar años de odio y prejuicios de la noche a la mañana.

A las gemelas les esperan unos primeros meses de reinado un poco moviditos. Rose deberá apañárselas frente a un grupo insurgente que quiere derrocar el nuevo reinado, y Wren, harta de esperar a que Alarik suelte a su abuela por buena voluntad, decide ir a salvarla ella misma, adentrándose en las fauces de Gevra. También Shen descubrirá secretos de su pasado que lo cambiarán todo.

Webber y Doyle vuelven con la segunda entrega de su divertida y original trilogía de fantasía juvenil. En esta secuela, nos encontramos con más aventuras, nuevos frentes e impactantes revelaciones. Coronas malditas está a la altura de su predecesora, y en ella exploramos el reino helado de Gevra y su misteriosa familia real, además de otros rincones mágicos de Eana. Aunque el inicio pueda resultar algo lento, la trama (que adquiere más seriedad en esta novela) aumenta el ritmo rápidamente, y las más de quinientas páginas se leen en un suspiro.

Wren y Rose no nos permiten aburrirnos en ningún momento. A pesar de haberse reencontrado recientemente, en este segundo tomo sus aventuras toman de nuevo caminos separados que nos mantienen enganchados a los capítulos de ambas hermanas, tanto por los problemas a los que se enfrentan como por sus relaciones amorosas, que ahora más que nunca estarán puestas a prueba.

Aunque ya no posee la emoción del intercambio de princesas, Coronas malditas nos entusiasma por su esencia aventuresca, su humor, los momentos románticos de algunos personajes y unos giros argumentales que nos dejan preguntándonos qué ocurrirá en la tercera parte de la trilogía. Si aún no te hemos convencido para que lo leas, quizá la profecía que abre el libro te intrigue lo suficiente: «Romper el hielo para liberar la maldición. Matar a una gemela para salvar a la otra».