Al pequeño Franz ya no le queda nada en Sarajevo. Su única intención es salir del país y encontrar una vida mejor. Ya sea por el azar o el destino, consigue un billete de tren y accede a él. Allí conocerá al músico Illia Batjin, que viaja a España para huir del miedo sembrado en su país. A partir de ese momento y forzados por las circunstancias, ambos pasarán a desempeñar el papel de padre e hijo.
Ya en Madrid, el viejo Dimitri los acoge en su casa situada en el poblado chabolista de El Gol, al sur de la ciudad. En ese inhóspito lugar, Franz e Illia se las tendrán que ver con Nigudín, el jefe del lugar. Conoce a la perfección a todos los habitantes de El Gol y nadie hace nada sin su consentimiento. Nada escapa a su mirada. Con este panorama, Illia y Franz tendrán que aprender a sobrevivir en un país que les puede dar una nueva oportunidad… o no.
El chico de las manos azules es una historia de superación y de supervivencia. Eliacer Cansino nos presenta unos personajes bien definidos y entrañables, que evolucionan a raíz de los problemas a los que se tienen que enfrentar. Además, la prosa del autor hace que la historia no pierda ritmo y enganche al lector.
Sus dificultades a la hora de conseguir trabajo y sus inquietudes sobre cómo actuar en determinadas situaciones te harán reflexionar sobre los obstáculos que, hoy en día, tienen muchas personas para conseguir un objetivo: poder vivir sin miedo.
«Mi abuela dice que los ángeles tienen las manos azules y que uno de ellos se nos aparecerá el día de nuestra muerte para comunicarnos que hemos llegado hasta el final del viaje».