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El chico de las flores (primera parte de la saga)
Lidia Fernández Galiana

Hidra
Reseñas de novedades El Templo#84 (octubre 2021)
Por Marcos Ramón
1.537 lecturas

¿Te imaginas como sería nuestra vida si la electricidad y la tecnología desaparecieran para siempre?

Elizabeth nació en 2034, cuatro años después del Apagón, un misterioso fenómeno que transformó radicalmente la sociedad y estuvo a punto de extinguir a la humanidad. Los únicos aparatos tecnológicos que ha visto están expuestos en los museos o descritos en los libros. A sus veintiséis años, vive en el Tren, junto a sus hermanos adoptivos, Haru y Pablo, y su abuela Doña. Aunque no quiera admitirlo, todos los miércoles baja al pueblo deseando ver a Oliver, quien regenta la floristería.

Un día, sin embargo, el chico desaparece. Elizabeth, preocupada, iniciará una investigación que la llevará a descubrir el secreto que envuelve a su familia y que cambiará su vida por completo. Pronto, ella y sus hermanos se embarcarán en un viaje lleno de sorpresas y peligros, muy lejos de su hogar… y de su planeta.

En esta novela encontramos una trama con algunos elementos que no resultan demasiado novedosos: un mundo postapocalíptico, huérfanos, alienígenas con malas intenciones… No es de extrañar que en la propia sinopsis se la compare con otras obras, como The Promised Neverland. Aun así, El chico de las flores alcanza la independencia gracias a su interesante worldbuilding, sus complejos personajes y sus giros argumentales.

Con una pluma ágil y sencilla, la autora nos sumerge en un mundo a medio camino entre la antigüedad y la innovación, donde los humanos han conseguido reinventarse a pesar de la pérdida de la electricidad. Sin embargo, es a partir de la segunda mitad cuando sus páginas cobran vida y a la vez la historia coge ritmo y se hace más compleja —e incluso inquietante— y su ambientación gana presencia y originalidad. La obra logra transmitirnos la información necesaria para entender la cultura, el vocabulario y el trasfondo histórico de una civilización inventada, sin descuidar el avance de la trama.

El punto de vista de Elizabeth no solo aporta credibilidad y emoción, sino que permite a la autora poner el foco en los personajes y en sus relaciones. Si bien hay espacio para el romance, también aprenderemos sobre la importancia de los lazos familiares, la confianza y el peso de los traumas del pasado.

Si quieres averiguar quién está detrás del Apagón y saber más del peculiar chico de las flores, no te pierdas el inicio de esta prometedora bilogía.