«En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle».

Bernarda Alba, tras haber enviudado por segunda vez, decreta ocho años de luto para ella y sus cinco hijas: Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio y Adela. Tiene una visión tradicional de la vida, «Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón», y sus hijas, todas ya en edad de buscar marido según Poncia, la criada, deberán vivir aisladas del mundo, sin salir de casa, sin ver ni conocer a ningún hombre hasta que se cumpla el plazo.

Angustias, por ser la mayor de las hermanas, es quien va a heredar las tierras y eso atrae a Pepe, el romano, que comienza a pretenderla para casarse con ella. Sin embargo, su futura unión peligra por la envidia de las otras hijas de Bernarda, quienes también quieren tener un marido propio y salir de casa de su madre, que las asfixia, las atrapa y les quita la juventud.

Adela, la más joven, comienza una relación a escondidas de toda su familia. Se rebela contra el luto, su posición en la sociedad como mujer y las órdenes de su madre, personaje que representa la moral más reaccionaria de la España de entonces. «Nacer mujer es el mayor castigo» dice su hermana Amelia en la obra.

La casa de Bernarda Alba es una obra teatral que Federico García Lorca escribió en 1936, semanas antes de su asesinato, y no pudo ser estrenada en España hasta 1950. El autor también llamaba a esta obra «drama de mujeres en los pueblos de España» y forma junto con Yerma y Bodas de sangre la trilogía rural dramática del autor del grupo del 27.

Si piensas que estar en casa sin salir unas semanas es difícil, imagínate ocho años y cinco hermanas: la tensión, los nervios, las envidias... Las pasiones y las emociones de los personajes son uno de los puntos fuertes del autor en esta historia. Lorca es un autor clásico, sí, pero te sorprenderá lo actual que encontrarás esta obra.