Si no has leído El asesino de Alfas, ¡detente! Tu cabeza de familia te ordena que dejes de leer esta reseña.
Tras lo ocurrido en Málaga, Kate agradece haberse ido a vivir con Cástor y estar lejos de los Galán: no podría soportar ver a Gema, no está de humor para las frivolidades de Hanna… Incluso ya no está segura de cómo comportarse con Óliver.
En Madrid, olvidarse de todo ello es un poco más fácil. Kate tiene mucho que aprender y debe concentrarse para no hacer el ridículo en los entrenamientos de los poderosos Alfas del Monarca. Por suerte, Cástor es un buen mentor y también acaba encajando con Toni Toro y Ana Rey, los otros aprendices de la Cámara.
A pesar de todo, Kate no olvida su ganas de ser libre ni tampoco sus ansias de venganza, aunque sean dos deseos opuestos: uno implica olvidarse de las familias y otro meterse de lleno en sus intrigas. La aparición de un misterioso personaje le hace pensar que la libertad está a su alcance, pero, por otra parte, la vida en Málaga sigue, reavivando las llamas de su sed de venganza.
Es habitual que las segundas partes pequen de ser novelas de transición, en las que no se presentan ni se cierran tramas. En La cámara del Monarca ocurre justo lo contrario: se resuelven las grandes incógnitas que quedaron abiertas en El asesino de Alfas y el mundo de los perceptores adquiere una profundidad que daría para escribir varias trilogías. La libertad pasa de ser un sueño idealizado a un plan muy complejo. Además, aunque Kate sigue deseando ser libre, ahora que conoce a los miembros de la Cámara, comprende el atractivo de ser uno de los Alfas más poderosos.
Quizá la primera mitad del libro sea más pausada, pero no te confíes: en La cámara del Monarca encontrarás acción, importantes revelaciones y un par de giros de guion con riesgo de infarto. A medida que se desarrollan los acontecimientos, los sentimientos de Kate dejarán de ser blancos y negros para volverse cada vez más complejos.
El drama está servido. Ahora solo queda esperar que la tercera parte no tarde… y que no sea la última.