El buscador de finales es una obra extraña. Al mismo tiempo que es una novela realista, la historia de Juan Brum, un muchacho que entra a trabajar en una importante editorial especializada en historietas, tiene varios toques de lo que se podría denominar “realismo mágico”. No en vano, el autor es argentino.
El título del libro se debe al misterioso personaje de Sanders, encargado de ayudar a los guionistas, y a algún que otro prestigioso escritor, a encontrar lo más difícil de una historia: un buen final. El protagonista acabará convirtiéndose en el mensajero de Sanders y, poco a poco, en su discípulo.
Esta novela juvenil es la segunda que publica este escritor en España; la primera fue El inventor de juegos (también en Alfaguara). Al ver su biografía podemos pensar que hay elementos autobiográficos en esta obra, ya que Pablo de Santis también trabajó en una importante revista de historietas en su país, en calidad de guionista y, más tarde, como editor. Y eso se nota en la certera descripción de ese pequeño mundo que es la editorial. Dentro de esta obra encontramos otras pequeñas historias, algunas de carácter fantástico, que van preparando al lector para el viaje de Juan Brum a esa curiosa ciudad donde nada tiene final. El estilo de este autor es muy ágil, con capítulos muy breves, ideales para esta trama, en apariencia sencilla, pero mágica y con personajes entrañables. Al final, aparte de una novela con corazón, encontraremos respuesta a por qué algunas historias tienen alma y nos llegan, y otras, por el contrario, son tan artificiales y frías que parecen prefabricadas.
Así que, si todavía no sabes que cualquier objeto cotidiano puede albergar una historia en su interior o si, sencillamente, quieres aprender los secretos de los buscadores de finales, no busques más: acabas de encontrarla.
En la novela de Plablo de Santis, Juan Brum es un chico de quince años, que quería ser dibujante. Un día fue a ver al dibujante de su historieta favorita llamada Cormak. El dibujante le ofreció trabajo y él aceptó, luego él ascendió y le llevaba historietas a Sanders, el buscador de finales.
Es una novela dentro de todo interesante, que no me llamó la atención, pero es pasable. Tiene una descripción de la personalidad de los personajes muy detallada. Tiene veintinueve capítulos cortos, con nombres muy llamativos. Yo no lo recomendaría a aquellas personas que les gustan las historias breves y conclusas.
Nota: Interesante.