Ryber forma parte de la orden de las brujas de la visión, un grupo de personas con la capacidad de ver el futuro. Son el único tipo de bruja que no nace con su poder, sino que son enviadas al centro de la montaña para que su diosa les conceda su don. Ryber llevó a cabo el ritual pero nunca llegó a recibirlo. Eso es lo que evita que sea llamada al interior de la montaña con el resto de sus compañeras, que en esta ocasión nunca vuelven a salir de la misma. En su viaje para conseguir rescatarlas conoce al capitán Kullen Ikray, que no recuerda nada de su pasado, y juntos descubren algo en los túneles de esa montaña que cambiará las Tierras Embrujadas para siempre.

La historia de esta novela corta ocurre un año antes de los hechos sucedidos en La bruja de la verdad, la primera parte de la saga de Las tierras embrujadas. A ambos protagonistas los hemos conocido en esas dos novelas como personajes secundarios, pero en esta ocasión son ellos, sobre todo Ryber, quienes llevan el peso del argumento.

A través de notas, documentos y entradas de diario se va pintando el cuadro de su aventura. En apenas 260 páginas, Susan Dennard hace un extraordinario trabajo creando la relación entre los dos protagonistas y expandiendo aún más el mundo de esta saga, que crece con cada nueva entrega. En La bruja de la verdad conocemos a Ryber y a Kullen un poco de pasada, pero La bruja de la vista explora sus pasados y la relación entre ambos, además de secretos y profecías que, más tarde, afectarán la trama principal.

Esta novela corta es un complemento perfecto para sus compañeras más extensas, ya que proporciona detalles y una manera original de narrar que no habíamos visto en los otros libros. Imprescindible para aquellos que esperan con impaciencia la siguiente entrega de la saga.