En Chicago, una noche en la que se fue la luz, Sunny Nwaze vio el fin del mundo en la llama de una vela. En Nigeria, en el presente, el asesino ritual Sombrero Negro Otokoto anda suelto, y ella y sus nuevos amigos serán la clave para detenerlo.

Sunny Nwaze siempre confunde a la gente: es albina, estadounidense e igbo a la vez. Su familia volvió a Nigeria cuando ella tenía nueve años, ahora tiene doce. En el colegio, le gritan muchas veces bruja akata —la palabra utilizada despectivamente para referirse a los negros americanos o a los negros nacidos en el extranjero—. Por si todo esto fuera poco, Sunny no tiene forma de ser lo que su padre quiere que sea: un niño.

¡Se nos olvidaba quizá lo más importante! Sunny también es una «persona leopardo y sujeto independiente». ¿Qué es eso? Averígualo por ti mismo, y quizá consigas ganar unos cuantos chittim. Cuanto menos sepas, mejor, porque «cuanto mayor sea el conocimiento, más chittim recibirás».

Es inconcebible lo mucho que ha tardado en llegar a nuestro país la obra de Nnedi Okorafor, una autora que ha sido alabada por autoras de la talla de Le Guin o Wynne Jones, y que ha sido galardonada con importantes premios de fantasía y ciencia ficción como el Hugo, el Nébula o el Locus.

En Bruja Akata, Okorafor crea un sistema mágico donde tanto lo material como lo espiritual desempeñan papeles clave. En este mundo, al aprender algo, recibes una recompensa material. Ahora más que nunca, el conocimiento es poder, y siempre se puede, si así se desea, utilizarlo para hacer el mal. Otras cuestiones que también derivan de este poder son la violencia, el machismo o el racismo, y ninguna de ellas se le escapa a la autora.

Más que el thriller que pueda aparentar ser, Bruja Akata es una novela de aprendizaje. Por ello, el conflicto de Sombrero Negro termina siendo casi una excusa para enseñarnos el fascinante mundo que Okorafor tiene pensado al milímetro, y con el que logra dejarnos extasiados. Pero Bruja Akata cuenta no solo con el impresionante worldbuilding nacido de la desbordante imaginación de su autora, sino también con su pluma y el grupo de protagonistas que esta ha creado. Los cuatro habrán de entender que el mundo importa más que ellos, que solo son meros peones dentro de la partida.