Layla solo quiere ser como el resto: encajar en el instituto, tener una cita normal o salir con Zayne, su amor platónico… Pero ser mitad demonio, mitad gárgola y tener la habilidad de matar a cualquier ser con alma con un solo beso tira por tierra todos esos planes. Tampoco ayuda que los Guardianes, gárgolas que cazan demonios, toleren su presencia en la familia en la medida en que les es útil, pues Layla también puede identificar demonios de un solo vistazo.

Y como no podía haber dos sin tres, Roth es el tercero en discordia: un demonio que pondrá su mundo y todo en lo que ha creído hasta ahora patas arriba, mientras evitan que una serie de demonios destrocen y maten a media ciudad.

Armentrout lo ha vuelto a hacer: a pesar de que la disyuntiva de cazadores y demonios pueda estar ya más que vista, consigue presentar una historia amena y divertida, aunque puede que al principio resulte un tanto confusa mientras nos pone en situación. Y los personajes van muy en la línea de la autora que, aunque puede sonarnos un poco a tópico, funcionan muy bien: tenemos a Layla, una chica insegura pero fuerte; a Zayne, el chico bueno y leal, y a Roth, el chico malo por excelencia. Por supuesto el triángulo amoroso está servido, pero podemos afirmar sin lugar a dudas que está llevado con maestría. Zayne, Roth y Layla se complementan muy bien, y podremos ver a lo largo de los libros cómo evolucionan y maduran como personas, y que no todo es blanco y negro, sino que hay infinitas tonalidades de gris.

Plataforma Neo ya ha anunciado que la segunda parte, La caricia del infierno, estará en abril en los librerías.

Si disfrutaste con la saga Lux, no puedes perderte El beso del infierno.