En el año 2304, en un Tokio convertido en desierto, Hotaro e Ichiro han aceptado un trabajo tan bien pagado como ilegal. Los dos mecatrónicos, famosos por aceptar cualquier tipo de encargo sin importar de quién provenga, han recibido una elevada suma por actualizar y arreglar un neómano, un androide que no debería existir y que su dueño planea subastar entre los más selectos grupos de la ciudad.
Sin embargo, lo que parecía un trabajo bastante sencillo, se complica cuando Hotaro comienza a desarrollar sentimientos por Akaashi, el neómano que debe reparar, y empieza a cuestionarse no solo a sí mismo sino también lo que ocurre a su alrededor. ¿Qué está pasando realmente en la ciudad? ¿Quiénes son las personas dispuestas a pujar por un androide cuya mera existencia está prohibida en todo el país?
Con muchas preguntas y muy pocas respuestas, nos zambullimos en una trama inteligente con unos personajes que saben hacerse querer. Desde los principales hasta el más secundario, la novela tiene un momento para hacerlos brillar. La historia de Hotaro y Akaashi es el hilo principal, pero hay muchas más piezas en juego. El general y expríncipe, Nakahara Yoite, junto con su fiel compañero Kimura, esconden secretos que harán avanzar el argumento a un ritmo vertiginoso. El mismo compañero y socio de Hotaro, Ichiro, tendrá sus dudas sobre el encargo que han aceptado mientras se preocupa por la seguridad de su amigo, que cada vez hace preguntas más peligrosas.
A Bajo el metal le vendrían bien unas páginas más para permitir que sus personajes secundarios y sus tramas se desarrollaran en su máximo exponente, sin eclipsarse unos a otros. Pese a ello, la novela avanza a través de capítulos largos entretejidos que nos muestran un mundo original que reconocemos, pero no del todo. Algunas de sus características nos son familiares, pero con una capa de grises y negros a veces tan tupida como la que cubre a algunos de sus personajes. El Tokio de este libro no es una urbe amable, ni con el lector ni con los personajes, pero eso solo lo transforma en un lugar aún más interesante para explorar. Al descubrir los secretos de esta ciudad, Akaashi nos demostrará que hay mucho más de lo que pensamos debajo del metal que lo forma, solo necesitamos dejarnos llevar.