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Babel
R. F. Kuang

Hidra
¿Solo para adultos? El Templo#92 (febrero-marzo 2023)
Por Alicia D. Carballeira
6.472 lecturas

El lenguaje siempre ha estado relacionado con el poder. En el Instituto Real de Traducción de Oxford, también conocido como Babel, esta afirmación se vuelve real. Como la institución mágica más poderosa del mundo, los investigadores que trabajan en ella han conseguido usar la plata para sacar a la luz los significados perdidos de las traducciones y usarlos para su propio beneficio. Han convertido al Imperio británico en la fuerza más poderosa del mundo, y en poco tiempo nadie será capaz de plantarles cara. Todos los recursos se destinan a esta organización, pues es la única capaz de garantizar que el delicado sistema que se ha construido no se desmorone con un simple soplo de aire.

En 1828, Robin Swift, un joven huérfano cantonés, se encuentra estudiando en Babel para convertirse en traductor. Llegó a Inglaterra cuando no era más que un niño, y con los años ha aprendido a agradecer las oportunidades que le han ofrecido en el corazón del Imperio. Sin embargo, muy pronto descubre que servir a Babel y a la corona significa traicionar a su país de origen. Según avanza en sus estudios conoce a la Sociedad Hermes, un grupo de personas que luchan contra la expansión imperial y que se dedican a robar en el Instituto para intentar equilibrar un poco la balanza. Pero la situación pronto dejará de ser una romántica aventura de hurtos nocturnos para convertirse en una amenaza de guerra que Robin hará todo lo posible por evitar.

Babel es una oda al arte de la traducción y una condena al racismo. Su ambientación dark academia ofrece el marco perfecto para una crítica constante pero perfectamente integrada con la narrativa principal de la novela. Tres de los cuatro personajes principales son personas racializadas, y sus conversaciones muchas veces derivan en lo que significa existir en una época donde el imperialismo está en alza, y en cómo la única razón por la que han recibido esta «oportunidad» es su capacidad para hablar sus respectivos idiomas. La trama está relacionada íntimamente con el colonialismo, y durante casi setecientas páginas el libro se esfuerza en explicarte cómo y por qué.

Quizás, a primera vista, la novela asuste un poco. El argumento tarda en arrancar casi doscientas páginas, pero existen dos razones para seguir leyendo: su temática y sus personajes. Sobre lo primero es importante mencionar que, si a uno no le interesan mucho los pormenores de la traducción o el espacio que el lenguaje tiene en los sistemas de poder, puede que Babel sea un poco difícil de digerir. Después de todo, el protagonista estudia para ser traductor, y las clases ocupan una gran parte de su tiempo. Pero si eso no acaba de convencer, lo harán los personajes. Robin, Ramy, Letty y Victoire son un grupo unido por la casualidad y la necesidad; excepto Letty, todos ellos vienen de alguna de las colonias del Imperio, y solo encuentran en los otros integrantes del grupo la familia que desesperadamente necesitan. Victoire y Letty son mujeres en una universidad que también las rechaza por su género, y Babel es la única institución académica que permite estudiantes que no sean blancos. Están solos en un mar de gente; eso crea un lazo inquebrantable entre ellos, pero a la vez provoca discusiones y roces que no son fáciles de solucionar.

En resumidas cuentas, Babel es a la vez la historia de un grupo de universitarios encontrando su espacio en un mundo que los margina, una carta de amor al lenguaje y una dura crítica al mundo en el que vivimos. Con una pluma exquisita, R. F. Kuang perfila subtramas y personajes, haciéndonos reflexionar y pensar en lo que perdemos cuando una potencia devora poco a poco culturas, lenguas y costumbres. Adentrarse en Babel no es sencillo, pero nos acerca a ser capaces de comprendernos los unos a los otros, aunque nunca lleguemos a hablar el mismo idioma.