Audrey corta con Evan y él compone una canción inspirada en ella, la mejor que ha tocado su grupo. La interpretan esa misma noche en un concierto local al que asiste todo el instituto. Audrey se muere de la vergüenza, entre otras cosas porque la letra de la canción habla mal de ella, pero al empezar el curso Evan no está y una semana después todo el mundo se ha olvidado del asunto.
La vida de Audrey sigue su curso: va a clase por la mañana y trabaja en una heladería por la tarde. El resto del tiempo, básicamente se dedica a escuchar música y a estar con Victoria, su mejor amiga. Un día oye en la radio Audrey, wait! y empieza la locura. Todo el mundo la conoce y la señala en el instituto: algunos la odian por la letra de la canción y otros la admiran por haberla inspirado.
¿Qué pasaría si tu novio escribiese una canción sobre ti que se hiciese mundialmente famosa? Audrey decide escribir un libro para explicar su punto de vista, y con este planteamiento Robin Benway le da un nuevo enfoque a la típica historia de líos en el instituto, a la vez que nos muestra la frivolidad y la falsedad del mundo de la fama.
Audrey, wait! es, por encima de todo, una novela de humor. Audrey es una chica parlanchina, divertida, desinhibida y con carácter. No es la típica protagonista tímida y pusilánime, ni la guapa y popular, sólo es una loca de la música que de pronto se ve envuelta en una situación absurda tras otra y que trata de afrontarlas con humor. La novela se apoya en una trama de amor para mantener la atención del lector mientras la autora nos muestra cómo la vida de Audrey va evolucionando a medida que aumenta el éxito de la canción. Aunque el principio es muy atractivo, la historia tarda un poco en arrancar y se resuelve en la primera mitad del libro, de manera que la segunda parte se hace un poco larga. Este pequeño defecto, sin embargo, permite profundizar en los personajes, que adquieren más realismo del habitual en este tipo de novelas.
Está claro que encontrar la portada adecuada para los “libros para chicas” es más difícil de lo que parece, porque las editoriales no acaban de acertar y todos los años vemos cómo buenos libros no llegan a sus lectores por culpa de una portada que da vergüenza ajena. El caso de Audrey, wait! no es de los peores: la portada tiene mucho que ver con el contenido del libro (a pesar de que la chica no coincide en absoluto con la descripción de Audrey) pero, aunque llama la atención, no resulta atractiva.
Desde El Templo siempre insistimos en que no juzguéis un libro por la portada: forrad la de Audrey, wait! si no os gusta y aprovechad la paz del verano para disfrutar este libro al máximo.