Desde hace un año, la princesa Aisha Noor ha vivido con un propósito: surcar el Mar de Fuego. Durante el trayecto, ha podido cartografiar los rincones más remotos de Ekon Sholeh y buscar supervivientes a los que salvar de los Ígneos. El más mínimo contacto con estos demonios de fuego no solo implica la muerte, sino convertirse en uno de ellos.
Pero cuando se reúna con su hermana Zareen, reina de los piromantes, descubrirá una terrible verdad: en doce días, el mundo se acabará. Y la única manera de salvarse será conseguir la Carta Rasa, un mapa en blanco capaz de hacer real aquello que se dibuje en él.
Aisha y sus compañeros se infiltrarán en Las Cenizas, territorio del reino enemigo, para hallar su paradero antes de que sea tarde. Pero deberán sobrevivir a una guerra civil y a la amenaza de su principal instigadora, la chamana Keta Daren, que parece dispuesta a reducirlo todo a escombros.
En El atlas del fuego, Gabriel Sánchez García-Pardo nos demuestra una vez más su maestría en la creación de mundos detallados e interesantes. Ekon Sholeh es hostil y a la vez atrayente; un mundo de fuego lleno de destrucción, pero también de vida, puesto que ambos conceptos son las dos caras de una misma moneda.
Cada capítulo nos recuerda la cuenta atrás que va descendiendo conforme la historia se desarrolla. En las primeras páginas el ritmo es lento y el tiempo apenas avanza, pero a partir de la mitad del libro los sucesos ocurren vertiginosamente y los días se desvanecen, lo que nos permite entender la tensión y la frustración que sufren los personajes.
Uno de los puntos fuertes de la historia es su protagonista, la princesa cartógrafa Aisha. A diferencia de la mayoría de sus compatriotas, rechaza la violencia y el uso de armas, y durante la novela no duda en defender lo que cree justo, aunque todo el mundo trate de hacerle ver lo contrario. A través de sus ojos descubriremos que el conflicto que asola su tierra es más complicado de lo que creía, y que el peligro no solo amenaza a su propia vida, sino también a su integridad moral.
Aunque la trama avanza sin descanso y no hay tiempo para detenerse en detalles, la cartografía juega un papel fundamental en la obra, y el autor se sirve del vínculo entre los mapas y la magia para hacernos reflexionar e introducir una crítica social que bien podría aplicarse a nuestra sociedad actual. Al fin y al cabo, si pudieras crear un mundo desde cero, ¿cómo sería?