La madre de Leigh es un pájaro; uno grande, majestuoso y con plumaje rojo escarlata. Se convirtió en ave después de suicidarse por culpa de la depresión y dejar sobre la moqueta una oscura mancha rojo sangre con forma de madre. En el preciso instante en que se quitaba la vida, Leigh besaba por primera vez a su mejor amigo, Axel, y recorría todos los colores del espectro visible.
La pérdida pintó su mundo de frío cian y tonos de gris, y solo el regreso de su madre, en forma de pájaro, le devuelve el brillo. Nadie más parece encontrarse con ella, que le habla en melódico amarillo y le indica que viaje a Taiwán, donde conocerá por primera vez a sus abuelos maternos y descubrirá los secretos que su familia le había estado ocultando durante mucho tiempo.
Desde la primera pincelada, Emily X. R. Pan traslada al mundo físico el viaje interior de Leigh en forma de colores y texturas en un ejercicio de expresionismo de gran sensibilidad. A primera vista puede parecer un relato sobre el dolor y la pérdida al estilo de Un monstruo viene a verme, pero en realidad no busca asombrar con una historia de alto voltaje emocional, sino deleitarse en un camino que, a través del artificio estético, resulta igualmente introspectivo. A veces esto implica un avance lento, pero no dejes que el ritmo te engañe: a su trama no le falta de nada. La de El asombroso color del después es una narrativa muy fragmentada que combina, en capítulos breves, sinestéticas escenas del presente, desdibujados recuerdos del pasado y caleidoscópicas visiones originadas por incienso mágico que completarán la historia familiar de las Chen.
Parece un puzle complicado, pero su generosa extensión y la agilidad de su estructura lo hacen muy fácil de asimilar. La novela entreteje el duelo con el amor, el despertar afectivo-sexual y la reconciliación familiar, y por el camino no le falta tiempo para explorar las aspiraciones artísticas de su protagonista y la incertidumbre por el futuro propia de una joven de su edad.
El camino para descubrir junto a Leigh ese indescriptible color del después puede ser largo, en ocasiones melancólico y en otras sobreestimulante, pero podemos afirmar, sin lugar a dudas, que será un viaje asombroso