En la ficción, los poderes mágicos suelen estar reservados a un selecto grupo de jóvenes estadounidenses o británicos. Por eso Yeray Ayala se considera todo un privilegiado. Al fin y al cabo, ¿cuántos adolescentes madrileños son capaces de teletransportarse?

 

La vida de Yeray se tambalea cuando dos tipos entran en su casa y lo dejan sin conocimiento. Despierta un tiempo después en la estación abandonada de Chamberí… solo que no está abandonada en absoluto. La ocupan las instalaciones de CIRCE, una organización gubernamental que se encarga de proteger y formar a gente como él.

 

Gente con poderes.

 

El problema es que, si no te portas como CIRCE quiere, Chamberí se parece más a una cárcel que a una escuela: los internos «problemáticos» están aislados y con sus poderes anulados. Yeray, por supuesto, pertenece a este grupo. Si quiere escapar (y, para alguien acostumbrado a viajar en un parpadeo, ser libre es casi una necesidad), tendrá que asociarse con el resto de sus compañeros. Una disparatada mezcla de jóvenes que no tienen intención de ser héroes y que, de hecho, se comportan más bien como antihéroes.

 

Encontrar fantasía urbana ambientada en España es todo un reto. Que los antihéroes paseen por Madrid o mencionen Operación Triunfo provoca una sensación de cercanía a la que no estamos acostumbrados. A esto contribuyen también las referencias a la cultura popular y de los millennials que pueblan sus páginas. Son importantes para la historia medios que otras historias a menudo ignoran a favor de la trama (WhatsApp, Twitter, YouTube…), pero que en la realidad están a la orden del día. El conjunto logra que la ambientación sobresalga.

 

Sin embargo, si hay algo que brilla en esta historia se trata justamente de los antihéroes y lo que son capaces de conseguir juntos. Son personajes muy diferentes (esto se ve desde un primer momento en la diversidad de sus voces narrativas: algunos hablan a su yo del pasado, otros se dirigen a una segunda persona…) que envían un poderoso mensaje de aceptación y amistad. Tampoco se queda atrás la crítica social a quienes nos hacen creer que lo diferente es raro, y lo raro algo malo que debe ocultarse.

 

Acción, tensión y conspiraciones se entremezclan con la introspección que ya es marca personal de las autoras e inundan cada página de Antihéroes. No podemos decirlo muy alto por si acaso CIRCE nos pilla y cierra la revista… pero deberías adentrarte en Chamberí. No imaginas la de secretos que puedes descubrir.