Esta es una historia de amor entre... ¿adivinas cómo se llaman los protagonistas?
Amy es una chica de diecisiete años. Le gusta el teatro y la literatura, actúa en musicales de su instituto y a excepción de un novio quarterback, se podría decir que vive el sueño americano. Pero todo cambiará tras el terrible accidente.
Su madre decide entonces que es un buen momento para empezar una nueva vida lejos de California, en un sitio donde poder pasar página. Connecticut, a cinco mil kilómetros, será el destino escogido. Toda la familia se mudará sin más preámbulos, a excepción de Amy, que deberá esperar a finalizar sus estudios antes de reunirse con ellos. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, llega el terrible día de coger el coche para dejar atrás California. ¿Cómo podrá hacerlo si, desde el accidente, el mero hecho de conducir hace que le dé un vuelco al corazón?
Roger será el remedio a sus problemas. Es de la edad de Amy y también vive en California, pero debe ir a Filadelfia para reunirse con su padre. Así pues, ¿por qué no compartir viaje? Escasos días atrás, Amy ni siquiera sabía de su existencia. ¡Cuál será su sorpresa al descubrir que será copiloto, durante cuatro días, de un chico tan guapo! Compartirán vivencias, historias, canciones e incluso cama (solo cuando la situación lo requiera, por supuesto), pero sobre todo, se conocerán, y descubrirán que tienen más cosas en común de lo que un primer momento podía parecer.
A través de la maravillosa experiencia de un viaje de carretera al estilo de la ruta 66, descubrí a dos personajes muy profundos. Cada uno arrastra sus propios e inconfesables traumas, pero que encuentran a un compañero (no solo de viaje) en la persona menos esperada.
La novela cuenta con fotografías repartidas en cada capítulo: tickets de compra, e-mails, folletos turísticos… que personalmente considero que le otorgan un carácter muy realista al libro, convirtiéndolo en un auténtico diario de viaje.
Amy y Roger es una de esas historias llenas de instantes que te arrancan sonrisas, situaciones extremadamente sensibleras, solo aptas para lectores románticos y apasionados. Si a esto añadimos el estilo tan juvenil y americano de la escritora Morgan Matson, tenemos la puerta perfecta para transportarnos en un viaje que no olvidaremos.
¿Será verdad que el roce hace el cariño? Descúbrelo con la historia de Amy y Roger.