Alida siempre ha sabido que era adoptada. No por su color de piel, diferente al de la mayoría de las personas de su entorno, sino porque su padre adoptivo, Pau, siempre se ha asegurado de que así fuese. Así, Alida no solo es consciente de sus orígenes: conoce las tradiciones y mitos de Bubayum, habla el idioma local... Y sueña con visitar los insólitos parajes de su tierra.
Ya hace una década que Pau la trajo de allí, protegiéndola de las revueltas rebeldes. Pese a su insistencia, él considera que sus trece años no son suficientes para exponerse al riesgo de regresar, y parte sin ella en ayuda de sus compatriotas. Pasa el tiempo y no reciben noticias de Pau... hasta que Sipulen, uno de sus grandes amigos, aparece en una patera.
Todo apunta a un secuestro. La situación es insostenible, y no le queda más remedio que recurrir a la ayuda de Alida. ¿Qué puede hacer ella, una niña exiliada? Por si fuera poco, en la expedición se colará el insoportable Sam, un adolescente con ínfulas de superioridad que siente por Alida un desprecio que es mutuo.
Así comienza una aventura que nos llevará por paisajes recónditos y rebosantes de naturaleza, pero también por pueblos y ciudades en las que tomaremos contacto con una cultura muy distinta a la occidental. Bubayum es un país inventado, pero recrea en gran parte Casmance, en el sur de Senegal.
El autor, historiador africanista, investiga este territorio y tiene contacto con sus habitantes, por lo que escribe con conocimiento del tema. Se siente en el corazón de los personajes y de la ambientación, que parecen estar vivos, y en el acercamiento a sus creencias: no se juzgan. Se nos explica cómo las viven ellos, aunque para los más escépticos suponga enfrentar un proceso de de- construcción.
A estos últimos, les recomendamos especialmente abrir la puerta al reino de Uluf. Con la magia, todo es posible.