Para aquellos que ya devoraban libros desde su más tierna infancia, Los tres investigadores es un título que seguro revive más de un recuerdo. Compuesta por 43 novelas publicadas en Estados Unidos entre 1964 y 1987, esta serie nos trae las aventuras de tres amigos californianos, Júpiter, Pete y Bob, que dedican su tiempo libre a resolver misterios.

En el primer libro de la colección, el camino de estos tres jóvenes investigadores se cruza con el del cineasta Alfred Hitchcock, al que ayudan a encontrar un castillo para el rodaje de su próxima película. Sin embargo, este castillo tiene algo de peculiar: se dice que está encantado por el espíritu de su último dueño. La resolución del misterio en torno a esta mansión da a los chicos la popularidad que necesitan para que su sociedad, Los Tres Investigadores, comience a ser tomada en serio por los adultos.

En otra de sus aventuras, el Misterio del fantasma verde, los chicos deberán dar sentido a la aparición de un fantasma en una mansión a punto de ser demolida. Júpiter y su perspicacia, Pete y su valentía y Bob y su templanza tirarán del hilo hasta descubrir que tras este aparente fenómeno inexplicable se encuentra un valioso collar de perlas desaparecido y una empresa familiar a punto de irse a la quiebra. Este volumen es considerado la «biblia» de la serie, pues incluye el prólogo más exhaustivo en cuanto a descripción de los personajes que el lector puede encontrar.

Los libros de Los tres investigadores, con sus tramas redondas y sin cabos sueltos, son perfectos para lectores con alma de detectives. Gracias a las inteligentes deducciones que pueblan la narración, estas novelas invitan al lector a trabajar en equipo junto a los protagonistas y estar al tanto de las pistas que se van revelando. Y es que probablemente su mayor atributo sea ese: la sencilla lógica que se oculta tras cada enigma.

Los cuarenta años de la colección se notan, sin embargo, en el estilo; aunque continúa siendo sencillo y fácil de comprender, el lector se ve sorprendido por la aparición de palabras en desuso como «reactor», «magnetófono» o «dinamo». Este lenguaje, que hoy en día resulta más bien peculiar, no merma la calidad de la historia, que puede ser disfrutada como si no hubiese pasado el tiempo.

Además de sus protagonistas y cada peculiar investigación, hay un elemento que actúa como nexo de la serie: el propio Hitchcock. Su personaje encarna al mentor y guía de los chicos, introduciendo cada aventura y comentando con los muchachos el resultado final de cada investigación. No obstante, en contra de lo que se pueda pensar, Alfred Hitchcock no tuvo ninguna participación real en la creación de las novelas. Su autor, Robert Arthur (quien por cierto fue editor de muchos de los textos de Hitchcock), decidió usar la figura del director para dar un empujón al lanzamiento de las novelas.

Tras la muerte de Arthur en 1969, fueron hasta cuatro los escritores que tomaron el relevo de la colección, que continuó cosechando éxito por todo el mundo. Tal fue siempre su acogida en Estados Unidos que dos años después de dar fin a la serie inicial se publicó un spin-off de 11 obras en la que los protagonistas ya rondaban la mayoría de edad.

De todos los países a los que llegaron Los tres investigadores, Alemania es donde su fama continúa siendo incuestionable. A día de hoy la serie ha crecido gracias a nuevas aportaciones escritas por autores alemanes y cuenta con 164 tomos. De escaso éxito son, por el contrario, las dos películas filmadas hasta el momento, que fueron producidas por Studio Hamburg y protagonizadas por actores americanos.

En España ya no podemos disfrutar de la serie completa pero, para alegría de los más nostálgicos, se encuentra disponible un recopilatorio con los mejores casos gracias a Molino, la misma editorial que trajo las novelas originales.

Recomendable para lectores de cualquier edad, Los tres investigadores constituyen, en palabras del ficticio Hitchcock que aparece en los libros, «la compañía perfecta para una noche de misterio, aventura y suspense».