¡Cuidado! Está reseña desvela parte del argumento de los libros anteriores de Simon Snow.
Simon y Baz nunca han tenido una relación fácil, pero, desde que Simon perdió su magia, las cosas se han complicado aún más. Baz tenía la esperanza de que con paciencia, dándole espacio a Simon, todo se acabase solucionando, pero ahora se pregunta si ese espacio entre ellos no se habrá hecho demasiado grande.
Penny confía en su capacidad para salir de cualquier follón, pero hasta ella misma se pregunta si no se mete en líos con demasiada frecuencia. En su momento, llevar a Shepard, un Normal, de vuelta a Inglaterra con ellos le pareció el único camino. Ahora se da cuenta de que la situación se le ha ido de las manos y se promete a sí misma que se desentenderá de él.
Agatha conoce a Niamh, la veterinaria que se ocupa de las cabras de Watford, y descubre que la situación es preocupante: los animales están escapando y parece que la magia protectora del colegio está vinculada a ellos. ¿Por qué nadie le había dicho que lo que aparece en el escudo de Watford no son pegasos sino cabras aladas?
El drama de estos personajes se entrelaza con la trama que estructura la novela: un mago se ha autoproclamado el Elegido y asegura ser capaz de potenciar la magia de la gente, e incluso de devolvérsela a los magos que la han perdido.
Tras Moriré besando a Simon Snow, era casi imposible crear una aventura igual de relevante. Lo vimos en Rebelde y lo volvemos a ver en este tercer libro: la trama del Elegido queda en segundo plano frente a los conflictos entre los personajes, que es lo que nos ha traído hasta aquí a todos. Rainbow Rowell la resuelve con destreza, pero lo que más valoramos es su capacidad para hacer que el lector sienta que ha estado en Watford y que estas seiscientas páginas son un reencuentro con nuestros compañeros de clase más queridos.
Cada uno de ellos tiene mucho que decir. Por ejemplo, que hasta las relaciones que parecen más perfectas tienen sus retos; que a veces saltarse las normas no es la opción más necia sino la más valiente; o que todos tenemos algo que aportar, aunque durante mucho tiempo no seamos capaces de verlo. Rainbow Rowell podría haber escrito solo el primer libro y lo más evidente habría quedado narrado, pero ha sido un placer seguirla Adonde el viento nos lleve, y la seguiremos adonde quiera llevarnos.