El tiempo es una prisión, y ella es la llave.
En las tierras de Sempera, los ricos controlan todo, incluso el tiempo. Desde la época legendaria de la alquimia y la hechicería, las horas, los días y los años se extrajeron de la sangre, se combinaron con el hierro y se conservaron en monedas. Ahora, aristócratas como la familia Gerling florecen durante siglos, mientras el pueblo vive sus escasos años con amargo resentimiento.
Y nadie está más resentida con los Gerling que Jules Ember. Su padre y ella trabajaron hace mucho tiempo en Everless, el palacio de los Gerling, hasta que un funesto accidente los desterró de allí. Ahora, desesperada por ganar tiempo, Jules regresa a Everless en medio de los preparativos para la boda de Roan, el más joven de los hermanos Gerling, con la hija de la Reina.
Entre la inesperada amabilidad de Roan, la crueldad de su hermano Liam y los escalofriantes rumores que rodean a la Reina, Everless posee más tentaciones, y peligros, de lo que Jules jamás imaginó. Las historias de su infancia comienzan a adoptar nuevos significados, arrojándola a un pasado cada vez más profundo que le cuesta reconocer y revelando una enredada trama de violentos secretos que podrían cambiar su futuro, y el futuro del tiempo, para siempre.
Tras las aventuras de El día del dragón, estaba claro que la tranquilidad les iba a durar poco. Después de todo, tener un dragoncito como mascota tiene sus… complicaciones. ¡Y ahora son unos fantasmas los que quieren adueñarse de Wayry! Por suerte (no sabemos si buena o mala), Miranda, Baltazar y Nefastísimo quieren al dragón para sí mismos, ¡no permitirán que unos espectros se apropien de él!
Cuando se trata de tocar la batería, Leah Burke suele tener buen ritmo, el tiempo es como su especialidad. Pero en su vida personal las cosas suelen ir a destiempo.
Leah, una anomalía en su grupo de amigos, es la hija única de una joven madre soltera, y su vida es sin dudas la menos privilegiada. Le encanta dibujar, pero se siente demasiado cohibida para mostrar sus creaciones. Y a pesar de que su madre sabe que es bisexual, ella aún no ha podido reunir el coraje para contárselo a sus amigos, ni siquiera a Simon, su mejor amigo abiertamente gay.
De modo que Leah, en realidad, no sabe qué hacer cuando su sólido grupo de amigos comienza a resquebrajarse de formas inesperadas. Con el baile de graduación y la universidad asomándose por el horizonte, la tensión crece cada vez más. Para ella es difícil dar con la nota correcta cuando la gente a la que quiere está sumida en conflictos, en especial, cuando se da cuenta de que tal vez quiera a una persona más de lo que alguna vez había pensado.
De la noche a la mañana, la vida de Addison Sullivan ha dado un vuelco de lo más extraño. Mientras viajaba en autocar de vuelta a casa, charlando tranquilamente con un pasajero de su edad, el vehículo ha patinado en el suelo helado y se ha estrellado. Addie ha salido ilesa del accidente, salvo por los olvidos que sufre de vez en cuando… y algo más. De repente, el desconocido del autobús parece estar en todas partes. En el centro comercial. En el instituto. En la puerta de su casa. Addie ni siquiera sabe su nombre, pero no puede dejar de pensar en él. En su sonrisa. En su desparpajo. El verdadero misterio comienza cuando descubre que nadie más que ella lo ve. ¿Es un fantasma? ¿O está delirando Addie a causa del accidente? ¿Quién es el chico del autobús y por qué se topa con él constantemente? Si quiere recuperar la normalidad, tendrá que buscar respuestas en el único lugar que se las puede brindar: las profundidades de su propia mente. Pero ¿y si allí encontrara algo que preferiría olvidar?
Un vertiginoso viaje por los laberintos de la memoria pero también, sobre todo, por los misterios del amor en un emocionante libro que acompañará a los lectores mucho tiempo después de cerrar la última página.