De entre todas las puertas que guardamos en El Templo, solo hay una que cruzamos religiosamente cada año: la puerta al Festival Celsius 232 de fantasía, ciencia ficción y terror, cuyo umbral pudimos atravesar del miércoles 17 al sábado 20 de julio. Durante esos cuatro días, la ciudad asturiana de Avilés se convirtió en la meca de la literatura de género y, por supuesto, de la literatura juvenil, nuestra favorita. Es una puerta muy especial: siempre sabemos a dónde vamos, pero nunca de dónde volveremos. Tras sumergirnos en mundos de fantasía, asistir a combates de esgrima antigua, disfrutar de películas de alienígenas bajo el cielo nocturno y ver a autores respetables en el karaoke, nuestra realidad ya no parece la misma.
Allí donde había un autor que osara coger un micrófono había un templario al acecho. Nos gustaría haber podido arrastrarlos con nosotros de vuelta a El Templo a través de la puerta, pero en lugar de eso tendremos que contentarnos con contaros lo que allí ocurrió.
El miércoles comenzó pasado por agua y a paso lento pero seguro. Marta Álvarez, la reportera más prolífica de esta revista, abría la programación juvenil con la presentación de Mystical. Acompañada de Jorge Iván Argiz, hizo un repaso de las cuatro novelas y el libro de arte que componen su saga de magical girls, y aunque no pudo confirmar si habrá un quinto volumen, traía bajo la manga el anuncio de Mysticland; un spin-off autoconclusivo ambientado en un universo alternativo en el que sus chicas… ¡son hadas!
Esa misma tarde volvíamos a una carpa de actividades que, de pronto, se nos antojaba mucho más macabra. Sería por la presencia de José Antonio Cotrina y David Lozano. Tenerlos juntos en la misma sala es un peligro, y más cuando vienen a hablar sobre una novela postapocalíptica protagonizada por fantasmas. Así es La deriva, lo último de Cotrina, que en El Templo nos gustó tanto como para nominarlo a nuestros Templis X. La presentación nos sirvió para recordar una gran lectura, pero también para pasarlo en grande con el dúo más terrorífico del festival.
A la mañana siguiente, y ya con el cielo despejado, Alba Quintas nos hablaba de su novela más personal hasta la fecha: La venganza de Ariadna. La autora y su presentador, Jorge Iván Argiz, no dejaron nada por explorar. Hablaron de su trama, en la que la curación es un tema central, de su ambientación, de sus personajes y hasta del significado del título, que la autora jura que tiene sentido, aunque no haya ninguna Ariadna en la novela.
No mucho después, la carpa se abarrotaba como no volvería a hacerlo para acoger al autor internacional más esperado del festival: Brandon Sanderson. Junto a Marta Álvarez y Sebas G. Mouret, nuestros corresponsales más solicitados, nos descubrió las maravillas de Alcatraz contra los bibliotecarios malvados, una saga llena de humor y poderes extraordinarios (si se puede considerar extraordinario romper todo lo que tocas o llegar siempre tarde) que trata de deconstruir los elementos del viaje del héroe desde el middle grade. Para quitarse el sombrero.
Brandon y sus acompañantes demostraron ser tan divertidos como los personajes de sus libros, y su intérprete, Diego García Cruz, sudó la gota gorda traduciendo las últimas intervenciones a toda velocidad para poder estirar al máximo el tiempo con el autor. Porque no todos los héroes llevan capa. Con un fuertísimo aplauso terminaba una presentación estelar… y comenzaba una maratoniana sesión de firmas que nos tuvo bajo el sol más tiempo del que nos atrevemos a confesar, pero podemos asegurar que mereció la pena.
La primera cita de la tarde fue la presentación de Infinitas, con la que Haizea M. Zubieta volvía al festival, esta vez con su primera novela bajo el brazo. La acompañaba Selene M. Pascual para aterrorizarnos con su visión de un futuro de humanos inmortales en el que la eternidad es mucho, mucho peor que la muerte.
Manu Carbajo, coautor de la saga Electro con Javier Ruescas, presentaba en el Celsius su primer trabajo en solitario: Olvídate del resto, un thriller que aborda la problemática del trastorno de identidad múltiple. En esta novela, el autor profundiza en el trastorno además de ahondar en la relación entre una madre y un hijo, y da muestra de la situación a la que se enfrentan los millennials, que no han obtenido la entrada fácil a la vida adulta que se les prometía. Además, el autor pudo hablar de sus influencias cinematográficas, que tienen sus pequeños homenajes en el libro.
La segunda jornada del festival terminó para nosotros con Gabriella Campbell y José Antonio Cotrina, que presentaban su newsletter de literatura fantástica Lo extraño y lo maravilloso, así como los proyectos editoriales que están viendo la luz a través de esta plataforma. Nos referimos a las nuevas ediciones de El ciclo de la luna roja o La canción secreta del mundo, ambas obras icónicas de Cotrina, con Libertad Delgado, también presente en el acto, como portadista. También nos adelantaron la publicación de proyectos inéditos de ambos, como una nueva entrega de El ciclo de la luna roja, aunque no pudieron dar más detalles.
Pasado el ecuador del Celsius, Iria G. Parente y Selene M. Pascual nos congregaron a primera hora del viernes para conversar con Sebas G. Mouret sobre sus últimas novedades, pero también sobre aquello que está por venir. Con ellas vivimos todo el abanico de emociones posibles. Nos pusieron los dientes largos con la adaptación audiovisual de Antihéroes, de la que ya han visto material que no pueden compartir, pero lo que sí pudieron compartir fue su sufrimiento con el desenlace de la saga Marabilia, que en otoño llega a su fin con Reinos de cristal. Como colofón del encuentro recordaron que el próximo año llegará a librerías su próximo proyecto; una trilogía con la que se adentran por primera vez en el terreno de la ciencia ficción.
Acto seguido, otro veterano del festival, pero más veterano aún de la literatura juvenil, cogía el micrófono para hablarnos de su última novela. César Mallorquí, en compañía de Germán Menéndez, nos contó cómo años después de escribir La estrategia del parásito decidió retomar la historia, hasta ahora con un final un tanto desesperanzador, y convertirla en una saga que continúa con Manual de instrucciones para el fin del mundo y la tercera parte de próxima publicación La hora Zulú. Como en nuestra realidad, nadie está seguro en su historia de ciberespionaje… ni siquiera él mismo, ya que se ha convertido en un personaje secundario de su propia novela.
Tampoco están a salvo los personajes de El vals de las hadas malditas, escrito por Gabriel Sánchez García-Pardo, y cuya presentación en el Celsius corrió a cargo de Ana González Duque. En el mundo de esta novela, cierta canción mata a todo aquel que la entone... a no ser que esa persona ya no esté viva, como es el caso del encargado de narrarnos este vals: el Acordeonista Muerto.
Llegado el sábado, con menos energía pero el mismo entusiasmo, y sin querer asimilar que el festival se acercaba a su fin, vimos a Marta Álvarez regresar a una mesa que ya conocía bien y a Iguazel Serón estrenarse en el festival con su novela escrita a cuatro manos Héroes de cobre, una apuesta de fantasía de ambientación steampunk. Con Sebas G. Mouret como conductor de la presentación relataron la situación de Galvania, donde la monarquía no es hereditaria, sino que se obtiene mediante una mágica competición. Y como siempre es de recibo contar algún secreto de lo que está por venir, dejaron caer que su próximo proyecto conjunto, de nombre en clave Losbias, estará ambientado en el universo de Héroes de cobre.
Ledicia Costas regresó al festival Celsius con un nuevo premio Lazarillo a sus espaldas; el que ganó por La balada de los unicornios, una novela steampunk (porque nunca hay suficientes) ambientada en el Londres de Jack el Destripador. Lo que se encontró en Avilés cuando le llegó el turno de presentar su novela fue a Ana Campoy caracterizada como la señorita Bubble, uno de los icónicos personajes de la autora gallega. La idea era conversar sobre su obra, aunque la presentación acabó desviándose por otros caminos aún más steampunk si cabe: el abuelo de Costas, que se creía inventor, con su máquina diabólica para freír gatos y su mortífero espantapájaros hecho con un centenar de CDs.
Horas después, la autora recibía uno de los Premios Kelvin 505 que el festival entrega anualmente, precisamente por La balada de los unicornios como mejor novela juvenil en castellano del año 2018. Ni siquiera entonces se le habían acabado las anécdotas; al recoger la estatuilla con forma de Chtulhu nos transmitió la primera impresión de su madre, extrañada por que su hija recibiera un premio «con forma de pavo».
Javier Ruescas y Lola Rodríguez tampoco perdieron la oportunidad de presentar en el Celsius Esencial, la novela gráfica juvenil en la que han estado trabajando los últimos meses junto a Andrea Compton. Una historia que aborda problemas como el machismo, los cánones de belleza y nuestra imagen personal en redes sociales. Además, Javier Ruescas pudo dar una noticia muy esperada a todo su fandom: la trilogía Cuentos de Bereth será reeditada por la editorial Montena entre 2019 y 2020, pero esta vez en dos volúmenes y completamente reescrita. El primero de ellos, El último dragón,llegará a librerías el 3 de octubre.
Durante la tarde del sábado apenas salimos del auditorio de la Casa de la Cultura. Tenemos que admitirlo, después de tres largos e intensos días es posible que algún templario se echara una cabezadita en los cómodos sillones para reponerse del cansancio. Pero no os engañéis, los ponentes no nos dieron ningún motivo para desviar nuestra atención del escenario.
La charla Claves para escribir una buena saga de fantasía juvenil reunió en torno a la mesa a David Lozano, Iria G. Parente, Jesús Cañadas, Ricard Ruiz Garzón y Sara Cano para hablar de lo que mejor saben hacer. Moderados por Virginia de la Fuente, tocaron todos los palos posibles: worldbuilding, personajes, documentación… hasta que la representación y la diversidad en literatura juvenil tomaron protagonismo y generaron debate entre los ponentes. Pese a algunas disensiones, lo que nadie ponía en duda es que la juvenil es una literatura diversa y de gran compromiso social.
Otro gran nombre de la literatura juvenil internacional que nos visitaba era Rachel Hartman, autora de la bilogía Seraphina y del más reciente Tess del camino, ambos ambientados en un mismo universo de fantasía. Compartiendo mesa con Marta Álvarez, y con Diego García ejerciendo de nuevo como intérprete, relató el origen de su mundo de dragones que se transforman en humanos, que empezó con una joven Hartman dibujando cómics y siendo incapaz de representar a los reptiles alados. Llegado el momento, llenó el auditorio con su voz para deleitarnos con una canción de su universo de Goredd, incluida en sus novelas. Esto es lo que llamamos un worldbuilding inmersivo.
Frances Hardinge, ganadora del Kelvin 2018 por su novela El árbol de las mentiras, se metió al público en el bolsillo con un auditorio completamente lleno donde no faltaron las risas, las preguntas, ni los aplausos. El que Cristina Macía, quien aseguraba haber movido cielo y tierra para traer a la autora británica al Celsius e insistía en el honor que era su visita, fuese la encargada de presentarla ya anticipaba que la velada iba a ser cuanto menos única. Frances nos habló de sus dos novelas publicadas en España de la mano de Bambú, de sus inicios en la escritura, de lo importante que es para ella tener fechas límite a la hora de escribir y de muchas otras cuestiones. Narradora innata, la autora parecía tener una historia para cada una de sus respuestas: con el tono de quien cuenta un cuento, que invita a que el oyente le acompañe en una loca aventura. Y así, en la mejor compañía posible, nos despedimos del festival por este año.
Pasar cuatro días corriendo de un evento a otro puede resultar agotador, pero algo tiene el Celsius que crea adicción, y en cuanto toca hacer las maletas para volver a casa, ¡ya estamos pensando en la próxima edición! No nos cabe duda de que los templarios volveremos a cruzar la puerta a Avilés en 2020, y el festival ya ha dado una fecha provisional: del 15 al 18 de julio, aunque han dejado caer la posibilidad de ampliar el evento y citarnos el día 14. ¡El Celsius empieza a quedarse pequeño para todo el talento que reúne!