En ocasiones hemos hablado de nuestro «Gato Informático» o «Gato Templario». También habéis podido verlo fugazmente en el catálogo de novedades, acaparando la atención cuando un libro no tiene portada, o cuando pulsáis un link que no existe de nuestra página, durmiendo plácidamente sobre el teclado del ordenador de su dueña.
Obviamente no es nuestro informático, pero la cosa empezó como una broma y finalmente se quedó que el webmaster de El Templo era un gato.
Lo que sí es cierto es que «El Gato Templario» está basado en un gato de carne y hueso. Es un macho común europeo y responde al nombre de Momo. Pero el nombre se lo pusieron porque significa «melocotón» en japonés, no por la novela homónima de Michael Ende. En 2009 fue abandonado en la calle junto a su madre y sus hermanos recién nacidos, y cuando tenía cuatro semanas de edad (semana arriba, semana abajo) fue adoptado por una de nuestras redactoras. Le encanta tumbarse al sol, y haría cualquier cosa por comer pechuga de pavo.
Actualmente se dedica a holgazanear todo el día, interrumpiendo sus 18 horas de siesta para comer, acicalarse, visitar a los vecinos, destrozar (o comer) cualquier planta que pille o para aparecer brevemente en El Templo.