¡Cuidado! Esta reseña contiene spoilers de Baile de ladrones.

El sueño de los Ballenger se ha hecho realidad: la reina finalmente ha reconocido la Atalaya de Tor como un reino en pleno derecho. También Kazimyrah ha cumplido su misión: encontrar al capitán Illarion y detener la producción secreta de armas con las que planeaba conquistar el continente.

Además, los secretos entre Jase y Kazi se han esfumado, y a partir de ahora han prometido que nada los separará otra vez. Sin embargo, el destino tiene otros planes para ellos. Cuando vuelven a la Boca del Infierno, se topan con un reino cambiado y un trono ocupado por enemigos. La familia Ballenger se ha refugiado en la cripta, igual que sus antepasados, y un nuevo rey controla la ciudad con mano de hierro. Sobrevivir entre las peligrosas mentiras y amenazas del nuevo rey será difícil, pero es el único modo de restaurar la paz en la Atalaya de Tor.

En esta novela, Jase y Kazi se ven separados por las circunstancias, pero eso solo sirve para demostrarnos una vez más el valor de ambos personajes, que, honrados y valientes, están dispuestos a hacer todo lo necesario para salvar el reino y a sus seres queridos.

Palabra de ladrones es uno de esos gloriosos casos en los que la segunda parte de la saga supera a la primera. Más acción, más drama, nuevos y emocionantes giros en la trama… Si Baile de ladrones se leía rápidamente, en la secuela las páginas se pasan solas.

La trama nos mantiene enganchados hasta el final, con momentos que nos paran el corazón y una tensión que nos hace temer por los personajes. El estilo de Mary E. Pearson, conciso y experimentado, nos acompaña a través de un fin de bilogía memorable, en el que el romance también juega un papel importante. Los obstáculos que el patrei y la rahtan deberán superar elevan su historia de amor a un nivel épico.

Palabra de ladrones combina acción, magia, deber, y venganza. Con un villano a la altura de sus oponentes, la familia Ballenger deberá permanecer más unida que nunca, incluso cuando las grietas amenazan con romperla, y nuestros dos protagonistas, a los que tanto apreciamos, deberán arriesgarlo todo por su final feliz.