Un lluvioso domingo de noviembre, Eliza Winthrop decide visitar el Museo Metropolitano de Arte con la intención de ordenar las ideas relativas a su proyecto de fin de bachillerato. Sus dos principales intereses son el Templo de Dendur y el ala americana, y el abarrotamiento del museo la empuja a empezar por la segunda.
En las estancias coloniales, Liza oye a alguien cantar; se trata de una chica de unos diecisiete años —Annie Kenyon— que, sentada mirando al exterior, inventa sobre la marcha una bellísima canción. Cuando Annie descubre la presencia de Liza, le explica la inspiración detrás de la melodía improvisada y comparten sus primeras risas. A continuación visitan juntas el Templo de Dendur, donde Annie hace partícipe a Liza de sus contagiosas fantasías.
Al final de la tarde, Annie le agradecerá que la haya enseñado el templo y la reja del coro, y, tras intercambiar sus direcciones y números de teléfono, ambas se despedirán. Annie desaparecerá en un autobús y Liza se quedará con la certera sensación de que algo importante acaba de ocurrir, puesto que así es como da comienzo su historia de amor.
Annie en mis pensamientos, cuya representación se adscribe a la primera de las siglas del término LGBT+, es un comienzo brillante para la novel editorial Kakao Books, puesto que huelga decir que tanto la difusión como la propia publicación de literatura lésbica hoy día es insuficiente.
La novela de Nancy Garden, originalmente publicada en 1982, es una lectura extraordinariamente gratificante por su ternura, pero también por el desarrollo tan natural que tiene. Está contada en primera persona por Liza con un año de distancia respecto a lo ocurrido, con esporádicas intervenciones de un narrador omnisciente en el presente.
El valor de Annie en mis pensamientos radica no solo en su carácter pionero, sino también en la delicadeza con que aborda el descubrimiento sexual de las protagonistas y su lucha contra la intolerancia a la que ambas se acaban enfrentando. Y quizá lo más admirable sea que, pese a lo injusto de todo lo que llegue a ocurrir, al final haya —en esta ocasión— luz y esperanza.