Cuando una persona obtiene el diploma de detective privado avalado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, espera poder resolver aquellos crímenes que traen de cabeza a la policía. Lo que Elvira Ballesteros no imaginaba era que su primer caso sería encontrar a Marajá, un galgo persa que un jubilado llamado Vicente ha perdido.
Con ayuda de su hijo Félix y una amiga suya, darán con el perro. Sin embargo, el desaparecido es ahora Vicente; y lo más sospechoso es que otro hombre, Amancio, busca a un galgo persa llamado Marajá al que supuestamente ha perdido. Con este panorama, será Félix, y no su madre, quien empiece a investigar.
Por otro lado, el Metiosat está en peligro. El satélite Cuencasat se va a autodestruir muy cerca de él y, si nadie lo remedia, se verá dañado. El teniente Felipe Manley, del Centro Nacional de Inteligencia, cuenta con tan solo cuatro días para solucionar el problema y, ciertamente, la situación no pinta nada fácil.
¿Serán capaces Ballesteros y Manley de solucionar sus problemas con eficacia?
El sentido del humor y el misterio son las piezas claves que ha utilizado Fernando Lalana para mantenernos pegados a las páginas de este libro. Hasta se arriesga a introducir en el título del libro un número considerado en muchas culturas de mal agüero.
Las situaciones por las que pasan los personajes y algunos de sus comportamientos pueden parecen inverosímiles en un primer momento, pero no debemos olvidar que 13 perros es una novela en clave de humor y que incluye guiños escondidos hacia la época actual. Por lo tanto, el lector disfruta con las ocurrencias del autor y con cómo es capaz de unir dos hechos que no parecen tener nada en común.
El libro se lee rápido, el misterio te atrapa y más de una sonrisa aparecerá en tus labios con las situaciones tan descabelladas que aparecen en él.
Con esta historia, Lalana pretende hacer un homenaje a las novelas de espías y al cine negro. Desde El Templo creemos que lo ha conseguido. Ahora te toca a ti leerlo para averiguarlo.