Mia cree que su vida no puede ir peor: es altísima, plana, va a la clase de los novatos, suspende álgebra, su madre sale con su profesor… y ahora, además, tiene que escribir un diario porque se supone que necesita desahogarse de algún modo y contar sus sentimientos. Mala suerte para ella, que cree que escribir un diario la hace aún más pringada, pero buena para nosotros, que podemos leerlo y reírnos de su peculiar modo de ver la vida. Lo cierto es que Mia parece tener una imaginación hiperactiva, como asegura Lily, su mejor amiga, y cierta tendencia a hacer de su vida un drama. Por ejemplo, está convencida de que Josh Ritcher, el guaperas de su curso, es una persona maravillosa a quien no le importan ninguno de sus defectos… y lo cree por cómo le brillan los ojos. Pero da igual, porque Josh no se va a fijar en alguien como ella. Cada día, al ver su reflejo en el espejo, piensa ¿podría ser todavía más rara?
Pues sí, podría. Un mal día, aparece su malvada abuela paterna en Manhattan y su padre aprovecha para decirle a Mia que él es el príncipe de Genovia (un pequeño país europeo), que, debido a una enfermedad, ya no puede tener más hijos y que, por tanto, Mia se ha convertido en la heredera al trono y debe dar clases de princesa con su abuela. Horror.
Así empieza la saga de El diario de la princesa, que lanzó a la fama a su autora, Meg Cabot, que desde entonces ha publicado decenas de libros para entretener y divertir a jóvenes y adultos. En Estados Unidos e Inglaterra ha tenido un éxito absoluto y en doce años ha publicado más de cuarenta novelas juveniles, pero en España no hemos tenido la misma suerte. Montena publicó los dos primeros títulos de la saga en tapa dura y con las portadas americanas: El diario de la princesa y Princesa en escena, actualmente descatalogados. No debieron de tener el éxito esperado, porque el tercero y el cuarto (Princesa ¿enamorada? y Los líos de la princesa) salieron en tapa blanda. Estos dos siguen a la venta, pero no tiene mucho sentido leerlos si no has leído los dos anteriores primero. ¿Y los seis que faltan hasta llegar a los diez que forman la saga? Parece que no podremos leerlos en castellano, al menos por ahora.
Walt Disney adaptó la historia en Princesa por sorpresa, donde Anne Hathaway hacía de Mia y Julie Andrews de su abuela. La adaptación se tomaba muchas libertades (cambiaban el físico de la protagonista, situaban la acción en San Francisco y no en Manhattan, inventaban a una abuela bondadosa aunque reservada, totalmente contraria a la del libro, apañaban el final…) pero mantenía el sentido del humor de la protagonista y la magia del libro, y tuvo mucho éxito dentro y fuera de Estados Unidos. Existe una segunda parte, pero tenemos que advertiros de que su argumento es totalmente libre; nada de lo que ocurre en ella pasa en ninguno de los libros.
Pero lo más interesante de esta saga es que cuenta lo que pasa después. Lo mejor empieza cuando acaba el primer libro. ¿Cómo se comporta una adolescente americana que resulta ser la heredera al trono de un pequeño país? ¿Acaba afectando a su personalidad? ¿Para bien o para mal? ¿Cómo reaccionan quienes la rodean al enterarse? ¿Duran para siempre los amigos del colegio? ¿Y los novios? ¿Tendrá su cuento de hadas un giro inesperado? Las respuestas, como siempre, en los libros, aunque, por ahora, tendremos que leerlos en inglés.
Vaaaale y por esto me recomendabas a Meg Cabot =O. Piiiintaza. Me llama bastante la atención y con la reseña me has convencido completamente, ahora... Maldigo, y doble maldigo por que no se pueda leer en español. Me he dado cuenta al leer tu reseña que la película está llevada demasiado a la parte americana y todo demasiado happy, el libro parece mucho mejor, más real, comedia, pero con sus partes crudas. Convencido de querer leer a la señora Cabot.