Aunque técnicamente no es una novedad (esta novela está a punto de cumplir los treinta años de vida), su nueva edición, en tapa dura y con una preciosa cubierta, acaba de aterrizar en las librerías y para muchos lectores es como si lo fuera. Esta historia, sorprendente en su planteamiento, era muy moderna en el momento de su publicación (Gisbert siempre ha sido un autor que se adelantó a su época, escribiendo historias fantásticas en un país en el que nadie lo hacía) y, al mismo tiempo, clásica (con elementos propios de las obras de Julio Verne o de H. G. Wells); ambos factores hacen que, al igual que las buenas historias, el tiempo no pase por ella.
Todo comienza (como no podía ser de otra manera en una obra de Gisbert) con un enigma. El millonario y excéntrico Mr. Kazatzkian, coleccionista de autómatas y de antiguedades, y gran aficionado a los enigmas, jeroglíficos, mensajes cifrados y juegos lógicos, monta en la abandonada isla de Tökland un complejo laberinto subterráneo lleno de trampas. Después, convoca un concurso para que aventureros de todo tipo y pelaje acudan desde todas las partes del mundo para tratar de desentreñar sus secretos. El ganador se llevará cinco millones de dólares. Muchos lo intentan, sin lograrlo, hasta que... Y hasta aquí puedo leer.
Estamos ante una novela ágil y bien escrita. En el momento de su publicación, a principios de los ochenta, esta obra obtuvo el Premio Lazarillo de creación literaria y figuró en la Lista de Honor del prestigioso Premio Andersen. Fue traducida a muchas lenguas y ahora, gracias a la buena labor de Espasa, vuelve a nosotros, con un nuevo cuerpo (en una edición atractiva) pero con el mismo espíritu aventurero de siempre. Y es que está bien que se publiquen novedades, pero sin olvidarse de las buenas novelas de siempre. A ver si otros editores toman buena nota y más obras de Gisbert (y de otros autores olvidados) vuelven a saludarnos, de nuevo, desde las estanterías de las librerías y grandes superficies.
Si te gustan la aventura, el misterio, los enigmas y los laberintos, ésta es tu novela. No lo dudes. Yo que tú partiría de inmediato rumbo a Tökland: quizás allí halles lo que buscas, quizás no, pero seguro que lo que encuentras no te deja indiferente.